Página 564 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Economía y abnegación
La economía en el empleo de los recursos financieros es un ramo
excelente de la sabiduría cristiana. Este asunto no es considerado
suficientemente por los que ocupan posiciones de responsabilidad
en nuestras instituciones. El dinero es un don excelente de Dios.
En las manos de sus hijos es alimento para los hambrientos, bebida
para los sedientos y vestido para los desnudos; es una defensa para
los oprimidos y un medio de dar salud a los enfermos. Los recur-
sos financieros no debieran gastarse innecesariamente ni en forma
extravagante para la gratificación del orgullo o la ambición.
Con el fin de satisfacer las necesidades reales de la gente, los
rígidos motivos de los principios religiosos deben constituir un po-
der controlador. Cuando los cristianos y los mundanos se reúnen,
el elemento cristiano no debe asimilarse con el no santificado. El
contraste entre ambos debe mantenerse claro y definido. Son siervos
de dos señores. Una clase se esfuerza por mantener una actitud hu-
milde y de obediencia a los requerimientos de Dios, en el sendero de
la sencillez, de la mansedumbre y la humildad, imitando al Modelo,
Cristo Jesús. La otra clase se encuentra en oposición en todo sentido
a la primera. Son siervos del mundo y sienten el anhelo y la ambi-
ción de seguir sus modas en la forma de vestir extravagante y en la
gratificación del apetito. Este es el campo en el cual Cristo ha dado
su obra específica a los que trabajan en el sanatorio. No debemos
acortar la distancia entre nosotros y los que tienen una orientación
mundana aceptando sus normas, descendiendo de la senda elevada
abierta para que los rescatados por el Señor anden por ella. Pero los
encantos de la vida cristiana, los principios practicados en nuestro
trabajo diario, el control sobre el apetito sometido a la razón, la
sencillez en el vestir y la conversación santificada, serán una luz que
brillará continuamente en el camino de los que practican hábitos
equivocados.
Hay personas débiles y vanas que carecen de profundidad de
mente o fuerza en sus principios, que son tan insensatas que pueden
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