Las sociedades de extensión misionera
En mi última visión se me mostró de nuevo el momento en que
surgieron las casas editoras y el progreso de la causa de la verdad
presente. Cuando se fundó nuestra casa editora de Battle Creek
los amigos de la causa eran pocos y, por lo general, de escasos
recursos. Pero cuando se pidió ayuda muchos acudieron noblemente
y ayudaron a la causa adquiriendo acciones de la editorial. El Señor
se complació por el espíritu manifestado.
Veintiséis años han pasado desde ese momento y la providencia
de Dios ha permitido que la luz brille por todas partes. Los comien-
zos fueron pequeños, fueron necesarios grandes sacrificios por parte
de los primeros amigos de la causa. A cada paso surgían grandes
obstáculos que era preciso salvar. Los hermanos que invirtieron sus
recursos en la
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llevaban a cabo la mejor obra que el Señor
hubiera podido esperar de ellos.
El paso del tiempo ha traído grandes cambios. La luz ha aumen-
tado y se ha esparcido ampliamente. Mientras las personas ansiosas
por la verdad han clamado: “Guarda, ¿qué de la noche?” (
Isaías
21:11
), la respuesta ha sido clara: “La mañana viene, y después la
noche”
Isaías 21:12
. La investigación cuidadosa de las profecías ha
hecho que entendamos en qué punto de la historia de este mundo
nos encontramos. Y sabemos con certeza que la segunda venida de
Cristo está cercana. El resultado de esas investigaciones debe ser
presentado ante el mundo mediante la palabra impresa. Y puesto
que el mundo ha crecido y su población ha aumentado, año tras años
se han necesitado más recursos y las mejoras se han producido de
manera constante. El mundo está maravillado de que con una verdad
tan impopular la obra fuese tan próspera. Pero aun con mayor luz y
la verdad confirmadas, y mayores facilidades en todos los aspectos
del avance de la causa, nuestras obras no corresponden con nuestra
fe.
Si cuando nuestra obra era pequeña y nuestra influencia apenas
era perceptible fue correcto que nuestros hermanos adquiriesen ac-
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