Página 596 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
cuyas mentes son perspicaces y sienten el valor de las almas tendrán
éxito.
La obra del colportor es elevada y si es honrado, honesto y pa-
ciente, y desempeña con constancia la tarea que ha aceptado, su
labor se verá coronada con el éxito. Deberá poner el corazón en su
trabajo, levantarse temprano y trabajar industriosamente, dando un
uso adecuado a las facultades que Dios le ha dado. Se enfrentará a
dificultades. Si las encara con perseverancia incesante, las vencerá.
La cortesía obtiene grandes logros. El obrero deberá formar conti-
nuamente un carácter simétrico. Los grandes caracteres se forman
de pequeños actos y esfuerzos.
Existe el peligro de que nuestros ministros no reciban suficiente
aliento de nuestra parte. Se me mostró a algunos hombres a quienes
Dios había llamado a la obra del ministerio que entraban en el campo
como predicadores en la carpa. Es una excelente preparación si su
objetivo es diseminar la luz y llevar directamente al ámbito del hogar
la verdad revelada en la palabra de Dios. Con frecuencia, durante la
conversación se dará la ocasión de hablar de la religión de la vida.
Si la tarea se lleva a cabo como debiera, se visitará a las familias,
los obreros tendrán un corazón tierno, sentirán amor por las almas
y con sus palabras y su conducta llevarán el perfume de la gracia
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de Cristo, el resultado será un gran bien. Esta sería una excelente
experiencia para quien considere entrar en el ministerio.
Pero muchos son atraídos al campo de las carpas para vender li-
bros y cuadros que no representan nuestra fe y no dan luz a quien los
compra. Se les induce a hacerlo porque las perspectivas económicas
son más atractivas que las que se les podría ofrecer como predica-
dores. Esas personas no están adquiriendo una adecuada formación
para el ministerio del evangelio. No adquieren la experiencia que
los haría adecuados para la tarea. Con esta labor pierden el tiempo
y las oportunidades. No aprenden a llevar la carga de las almas y a
obtener diariamente el conocimiento necesario para alcanzar el ma-
yor éxito en la ganancia de las almas para la verdad. Con frecuencia
esos hombres se apartan de las convicciones del Espíritu de Dios y
reciben un sello mundano en el carácter, olvidando lo mucho que
deben al Señor, quien dio su vida por ellos. Usan sus facultades para
sus propios intereses egoístas y no quieren trabajar en la viña del
Señor.