Página 602 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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El amor del mundo
Apreciados hermanos y hermanas de _____: vuestro país es
rico y hermoso, la providencia de Dios esparció sus bondades con
generosidad; pero a menos que no se aprovechen con sabiduría, esas
mismas bendiciones serán una maldición. Algunos de vosotros os
habéis indigestado con las preocupaciones de la vida y algunos más
se han embriagado con el espíritu del mundo. Corréis peligro; en
especial vuestros jóvenes. Los padres no se han unido estrechamente
a Dios y no han podido trabajar inteligentemente con la ayuda de su
poder para convertir a sus hijos. Hablar constantemente no convierte.
Las reprensiones y las restricciones son necesarias con frecuencia.
Sin embargo, se ha llegado demasiado lejos, en especial cuando la
piedad no está ejemplificada en la vida de aquellos que administran
la reprensión.
Nuestras palabras y nuestras acciones son nuestro fruto. Una vida
consagrada es un sermón viviente y diario. No obstante, la piedad
interna y la verdadera entrega ceden rápidamente el paso a las formas
externas. La religión pura y sin desviación es la gran necesidad de la
iglesia de _____. Es preciso que el acercamiento a Dios se convierta
en una tarea individual. Nadie se puede salvar en nombre de otro,
sino que cada hombre y cada mujer deberá trabajar por su propia
salvación con temor y reverencia. Satanás tiene mucho más poder
sobre alguien que profesa la verdad del que muchos se imaginan. En
lugar de Cristo, el yo gobierna el corazón. La obstinación, el interés
propio, la envidia y el orgullo echan fuera la presencia de Dios.
El amor de Dios debe impregnar el alma o los frutos de justicia
no aparecerán. No es seguro consentir la vanidad y el orgullo, o el
amor al poder o la ganancia. La peor fase del orgullo es preocuparse
constantemente, censurar y quejarse porque se tiene el poder de
hacerlo y aquellos a quienes se perjudica de esta manera no pueden
impedirlo. La soberbia causa divergencias en el círculo familiar y
en la iglesia. Los corazones que no son cristianos pensarán que
pueden encontrar grandes errores en otros, cuando no existe ninguno
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