Página 608 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
se percibe ternura, dignidad y propiedad divina y ello les da poder
sobre el corazón de sus semejantes.
Al seguir a Cristo, el Autor y Fin de vuestra fe, sentiréis que
trabajáis bajo su mirada, que su presencia influye en vosotros y que
él conoce vuestros motivos. A cada paso os preguntaréis humilde-
mente: “¿Agradará a Jesús? ¿Glorificará a Dios?” Tarde y mañana
vuestras sinceras oraciones ascenderán a Dios pidiendo su bendición
y su guía. La verdadera oración se aferra al Omnipotente y nos da la
victoria. Hincado de rodillas, el cristiano obtiene fuerza para resistir
la tentación.
El que ante todo es padre de familia llevará a sus hijos al trono
de Dios mediante una fe viva. Al desconfiar de sus propias fuerzas
aferra su alma desesperada a Jesús y toma la fuerza del Altísimo.
Hermanos, orad en casa, con la familia, día y noche; orad con sin-
ceridad en vuestra habitación; mientras estéis ocupados en vuestras
tareas diarias, elevad el alma a Dios en oración. De ese modo anduvo
Enoc con Dios. La oración silenciosa y ferviente del alma se elevará
como santo incienso hasta el trono de la gracia y será tan aceptable
para Dios como si fuese ofrecida en el santuario. Para todos los que
lo vuelcan así, Cristo es una ayuda presente en tiempos de necesidad.
Serán fuertes en el día del juicio.
La palabra de Dios es una lámpara a nuestros pies y una lumbrera
en nuestro camino. “En mi corazón he guardado tus dichos, para no
pecar contra ti”.
Salmos 119:11
. El corazón que ha sido ocupado
previamente con la palabra de Dios está fortificado contra Satanás.
Los que hacen de Cristo su compañero diario e íntimo amigo sentirán
que los rodean los poderes de un mundo invisible. Al mirar a Jesús
se asemejarán a su imagen. Al contemplarle son cambiados según el
modelo divino; su carácter se suaviza, se refina y se ennoblece para
el reino celestial.
Hermanos de _____, cuando se manifieste un celo verdadero y
sincero en vuestro carácter y vuestras obras, los incrédulos lo verán
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en vuestra conducta y cuando estén en vuestra presencia sentirán
que tenéis una paz que ellos desconocen, una serenidad que les es
extraña. Creerán que trabajáis para Dios porque vuestras obras se
harán en él. Se me mostró que esta es la característica de un cris-
tiano. Satanás ha destruido muchas almas llevándolas a ponerse a
sí mismas en el camino de la tentación. Se acerca a ellas como se