Página 638 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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La educación adecuada
La educación incluye algo más que el conocimiento contenido en
los libros. Una adecuada educación, además de la disciplina mental,
deberá estar compuesta por una formación que asegure una moral
sana y un correcto comportamiento. Nuestra gran preocupación ha
sido que los que aceptan alumnos en sus casas no se den cuenta
de la responsabilidad que contraen y descuiden el ejercicio de una
influencia adecuada sobre esos jóvenes. De ese modo los alumnos no
obtendrían todo el provecho que podrían recibir en el colegio. Con
demasiada frecuencia surge una pregunta: “‘¿Soy yo acaso guarda
de mi hermano?’.
Génesis 4:9
. ¿Qué preocupación, qué carga de
responsabilidad debo aceptar por los alumnos que ocupan alguna
habitación en nuestras casas?” Mi respuesta es: “Exactamente el
mismo interés que pondríais en vuestros hijos”.
Cristo dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis
unos a otros; como yo os he amado”.
Juan 13:34
. El alma de los
jóvenes que entran bajo vuestro techo son tan preciosas a ojos del
Señor como las de vuestros amados hijos. Cuando los jóvenes se
separan de la influencia amortiguadora y subyugadora del círculo del
hogar, el deber de aquellos que tienen cuidado de ellos es convertirse
en influencia hogareña para ellos. De ese modo suplirán una gran
carencia y harán un trabajo para Dios semejante a la obra del ministro
desde el púlpito. Ejercer sobre esos alumnos una influencia que los
resguarde de las tentaciones de inmoralidad y los lleve a Jesús es
una obra que goza de la aprobación del cielo Los que residen en
el gran centro de la obra, en el que hay importantes intereses para
sostener, tienen sobre si grandes responsabilidades. Los que escogen
fijar su residencia en Battle Creek deberían ser hombres y mujeres
de fe, sabios y de oración.
Centenares de jóvenes de diversas disposiciones y diferente edu-
cación están asociados en la escuela, y se requiere gran cuidado y
mucha paciencia para guiar en la debida dirección las mentes que
han sido torcidas por la mala disciplina. Algunos nunca han sido
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