Página 98 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

Basic HTML Version

94
Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Su espíritu se ha endurecido demasiado tiempo ante la reprensión y
su carácter se ha airado como un león enjaulado cuando su voluntad
ha sido contrariada. Usted mismo deberá darse la educación que
debieron darle sus padres. Cuando era joven, el retoño podía haber
sido dominado fácilmente. Pero ahora, después que ha crecido,
retorcido y atormentado, será tarea difícil. Sus padres permitieron
que se deformara y ahora, sólo por la gracia de Dios unida a sus
esfuerzos persistentes, podrá conquistar su voluntad. Por los méritos
de Cristo puede abandonar lo que desfigura y deforma el alma y
desarrolla un carácter deforme. Debe apartar el viejo hombre con
sus errores y tomar el hombre nuevo, a Cristo Jesús. Adopte su vida
como su guía y sus talentos e intelecto serán dedicados al servicio
de Dios.
¡Ojalá las madres trabajaran sabiamente, con calma y determi-
nación, para formar y dominar los caracteres carnales de sus hijos!
¡Cuánto pecado sería cortado de raíz y cuántas pruebas ahorraría
la iglesia! ¡Cuántas familias serían felices cuando ahora son desdi-
chadas! Muchas almas se habrán perdido eternamente porque sus
padres fueron negligentes con la disciplina de sus hijos y no les
enseñaron disciplina y sumisión en su juventud. Domar las faltas y
suavizar los arrebatos no es cortar el mal de raíz. Es la prueba de la
ruina de miles de almas. Los padres deberán responder ante Dios
por su negligencia y falta de valor en el deber.
Hermano G, le falta tiempo para ponerse al mando y empezar a
dictar órdenes a los demás; pero no está dispuesto a darse órdenes a
sí mismo. Su orgullo se enciende al menor intento. El egoísmo y un
[96]
espíritu arrogante son dos elementos rebeldes de su carácter. Quienes
tienen un carácter como el suyo deben morir al yo y trabajar con celo
si no quieren perder el cielo. A diferencia de los padres aficionados
al error, Dios no entra en componendas con este elemento.
En mi última visión se me mostró que si rechaza la reprensión
y la corrección, si escoge su propia vía y no se disciplina, ya no
será de utilidad para Dios y su santa obra. Si se hubiera dedicado
a poner su propia alma a bien con el Señor, habría visto que tiene
tanto trabajo por hacer con usted mismo que no habría tenido tiempo
para malgastar con las supuestas ofensas del hermano H y no habría
murmurado a sus espaldas. La obra de los últimos treinta años