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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
Los que se entregan al sortilegio de Satanás, pueden jactarse
de haber recibido gran beneficio por ello, pero ¿prueba esto que su
conducta era prudente o segura? ¿Qué importa que la vida haya sido
prolongada? ¿O que se hayan obtenido o no ganancias temporales?
¿Valdrá la pena, al fin, haber despreciado la voluntad de Dios? Todas
esas ganancias aparentes resultarán al fin una pérdida irreparable.
No podemos quebrantar con impunidad una sola barrera de las que
Dios erigió para proteger a su pueblo contra el poder de Satanás.
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Nuestra única seguridad consiste en conservar los antiguos hitos.
“¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque
no les ha amanecido”.
Isaías 8:20
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