Página 206 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
Creador estaba dispuesto a soportar su iniquidad hasta la cuarta ge-
neración. Entonces, si no mejoraban, los juicios iban a caer sobre
ellos.
Con infalible exactitud, el Ser Infinito sigue llevando una cuenta
con todas las naciones. Mientras ofrece su misericordia, con invi-
taciones al arrepentimiento, esta cuenta permanece abierta; pero
cuando las cifras llegan a cierta cantidad que Dios ha fijado, co-
mienza el ministerio de su ira. La cuenta se cierra. Cesa la paciencia
divina. Entonces ya no intercede la misericordia en su favor.
Al profeta, mientras miraba a través de las edades, se le presentó
este tiempo en visión. Las naciones de esta época han recibido
misericordia sin precedentes. Les han sido dadas las bendiciones
más selectas del cielo, pero el orgullo intensificado, la codicia, la
idolatría, el desprecio de Dios y la vil ingratitud, son cosas anotadas
contra ellas. Están cerrando rápidamente su cuenta con Dios.
Pero lo que me hace temblar es el hecho de que aquellos que han
tenido la mayor luz y los mayores privilegios han sido contaminados
por la iniquidad prevaleciente. Bajo la influencia de los injustos
que los rodean, muchos, aun de entre los que profesan la verdad,
se han enfriado y son arrastrados por la fuerte corriente del mal. El
desprecio universal en que se tiene la verdadera piedad y santidad,
induce a los que no se relacionan estrechamente con Dios a perder
la reverencia a su ley. Si estuviesen siguiendo la luz y obedeciendo
de todo corazón la verdad, esta santa ley les parecería aún más
preciosa cuando tanto se la desprecia y desecha. A medida que la
falta de respeto por la ley de Dios se vuelve más manifiesta, se hace
más distinta la línea de demarcación entre sus observadores y el
mundo. El amor hacia los preceptos divinos aumenta en una clase
de personas en la medida en que en otra clase aumenta el desprecio
hacia ellos.
La crisis se está acercando rápidamente. Las cifras que suben
velozmente demuestran que está por llegar el tiempo de la visitación
de Dios. Aunque le repugna castigar, castigará sin embargo, y lo
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hará prestamente. Los que andan en la luz verán señales de un
peligro inminente; pero no han de permanecer sentados en tranquila
y despreocupada espera de la ruina, consolándose con la creencia
de que Dios protegerá a su pueblo en el día de la visitación. Lejos
de ello. Deben comprender que es su deber trabajar diligentemente