El crecimiento cristiano
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avanzar o retroceder. Debéis tener conocimiento espiritual, a fin de
poder comprender “con todos los santos cuál sea la anchura y la
longura y la profundidad y la altura, y conocer el amor de Cristo”,
para “que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.
Efesios 3:18, 19
.
Muchos son los que, teniendo un conocimiento inteligente de la
verdad, y pudiendo defenderla con argumentos, nada hacen para la
edificación del reino de Cristo. Los encontramos de vez en cuando;
pero no exhiben nuevos testimonios de la experiencia personal en la
vida cristiana; no relatan nuevas victorias ganadas en la guerra santa.
En vez de eso, se nota en ellos la misma vieja rutina, las mismas
expresiones en su oración y exhortación. Sus oraciones no tienen
nota nueva; no expresan mayor inteligencia en las cosas de Dios, ni
fe más ferviente y viva. Las tales personas no son plantas vivas en
el jardín del Señor, que se recubran de nuevo follaje, y de la grata
fragancia de una vida santa. No son cristianos que crezcan. Tienen
visiones y planes limitados y en ellos no hay expansión de la mente,
ni valiosas adiciones a los tesoros del conocimiento cristiano. Sus
facultades no han sido ejercitadas en esa dirección. No han aprendido
a considerar a los hombres y las cosas como Dios los considera, y
en muchos casos una simpatía no santificada ha perjudicado a las
almas, y estorbado grandemente la causa de Dios. El estancamiento
espiritual que prevalece es terrible. Muchos llevan una vida cristiana
formal, y aseveran que sus pecados han sido perdonados, cuando
están tan destituidos del verdadero conocimiento de Cristo como el
pecador.
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Hermanos, ¿queréis tener un crecimiento cristiano raquítico, o
queréis hacer sanos progresos en la vida divina? Donde hay salud
espiritual hay crecimiento. El hijo de Dios crece hasta la plena
estatura de un hombre o una mujer en Cristo. No hay límite para su
mejoramiento. Cuando el amor de Dios es un principio vivo en el
alma, no hay opiniones estrechas y limitadas; hay amor y fidelidad en
las amonestaciones y reproches; hay obra ferviente y una disposición
a llevar cargas y responsabilidades.
Algunos no están dispuestos a hacer obra abnegada. Manifiestan
verdadera impaciencia cuando se les insta a llevar alguna responsabi-
lidad. “¿Qué necesidad hay -dicen- de un aumento de conocimiento
y experiencia?” Esto lo explica todo. Se sienten ricos y enriquecidos,
sin necesidad de ninguna cosa, mientras que el Cielo los declara