Página 261 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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El crecimiento cristiano
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espíritu, y vínculos de paz. No debe darse cabida a las críticas, las
dudas y la incredulidad.
Las asociaciones de la Columbia Superior y Norte del Pacífico
tienen un atraso de años. Algunas personas que debieran ser fuertes y
estar establecidas en Cristo, son como criaturas en su comprensión y
el conocimiento práctico de la forma como obra el Espíritu de Dios.
Después de años de experiencia pueden comprender únicamente los
principios elementales del grandioso sistema de fe y doctrina que
constituye la religión cristiana. No comprenden cuál es la perfección
de carácter que recibirá este reconocimiento de Dios: “Bien hecho”.
Hermanos, vuestro deber y felicidad, vuestra utilidad futura y
salvación final exigen que separéis vuestros afectos de todo lo terre-
nal y corruptible. Hay una simpatía no santificada que participa de la
naturaleza de un sentimentalismo enfermizo, y es terrena y sensual.
El vencer esto requerirá esfuerzos arduos de parte de algunos de
vosotros, a fin de cambiar el curso de vuestra vida; porque no os
pusisteis en relación con la Fortaleza de Israel, y se han debilitado
todas vuestras facultades. Ahora se os llama en alta voz a ser dili-
gentes en el empleo de todos los medios de la gracia, a fin de que
seáis transformados en carácter, y podáis crecer a la plena estatura
de hombres y mujeres en Cristo Jesús.
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Tenemos grandes victorias que ganar, o el cielo que perder. El
corazón carnal debe ser crucificado; porque tiende hacia la corrup-
ción moral, y el fin de ella es la muerte. Nada que no sea la influencia
vivificadora del Evangelio puede ayudar al alma. Orad para que las
poderosas energías del Espíritu Santo, con todo su poder vivificador,
recuperador y transformador, caigan como un choque eléctrico sobre
el alma paralizada, haciendo pulsar cada nervio con nueva vida,
restaurando todo el ser, de su condición muerta, terrenal y sensual a
la sanidad espiritual. Así llegaréis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo escapado a la corrupción que reina en el mundo
por la concupiscencia; y en vuestras almas se reflejará la imagen de
Aquel por cuyas heridas somos sanados.
Diezmos y ofrendas
El Señor requiere que le devolvamos a él en diezmos y ofrendas
una porción de los bienes que nos ha prestado. Acepta estas ofrendas