Página 299 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Es necesario ser fieles y perseverar
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profundo sea nuestro amor por Jesús, más alta será nuestra estima
de la Palabra como la voz de Dios que nos habla directamente.
La iglesia de _____ yace en el terreno encantado de Satanás,
y necesita una conversión cabal. Hace falta el esfuerzo individual.
Las ricas promesas de la Biblia son para los que toman su cruz y
se niegan a sí mismos diariamente. Todo aquel que tiene un deseo
sincero de aprender en la escuela de Cristo, cultivará una disposición
a la espiritualidad mental y aprovechará todos los medios de la
gracia, pero en esta iglesia se han pasado por alto las oportunidades
y los privilegios. Tal vez alguien no sea capaz de decir más que unas
pocas palabras en público y de no hacer más que un poco en la viña
del Señor, pero está bajo el deber de decir algo y de mostrar interés
en la obra. Cada miembro debiera ayudar y sostener la iglesia; pero
en muchos casos hay uno o dos que tienen el espíritu de lealtad
que caracterizaba a Caleb de antaño, y a éstos se les permite llevar
las cargas y asumir las responsabilidades, mientras que los demás
esquivan todo deber.
Caleb era fiel y constante. No era jactancioso, no hacía alarde de
sus méritos y buenas obras; pero su influencia siempre estaba del la-
do del bien. ¿Y cuál fue su recompensa? Cuando el Señor pronunció
sus juicios contra los hombres que habían rehusado escuchar su voz,
dijo: “Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y
decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su
descendencia la tendrá en posesión”.
Números 14:24
. Mientras que
los cobardes y murmuradores perecieron en el desierto, el fiel Caleb
tenía un hogar asegurado en la Canaán prometida. “Yo honraré a los
que me honran”, dice el Señor.
1 Samuel 2:30
.
Ana oró y confió; y en su hijo Samuel le dio al Israel de Dios un
tesoro preciosísimo, hombre útil, de un carácter bien formado, uno
que en cuanto a principios se refiera era firme como una roca.
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En Jope había una Dorcas, cuyos hábiles dedos permanecían más
activos que su lengua. Ella sabía quién necesitaba ropa cómoda y
quién necesitaba simpatía, y generosamente atendía las necesidades
de ambos grupos. Y cuando Dorcas falleció, la iglesia en Jope se dio
cuenta de su pérdida. Con razón se pusieron de luto y se lamentaron
y derramaron cálidas lágrimas sobre el cuerpo inerte. Ella era de tan
alto valor que por medio del poder de Dios fue regresada del país del