Página 300 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

296
Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
enemigo, con el fin de que su destreza y energía pudieran todavía
ser una bendición para los demás.
Una fidelidad paciente, piadosa y perseverante como la que po-
seían estos santos de Dios es poco frecuente; no obstante, la iglesia
no puede prosperar sin ella. Se necesita en la iglesia, en la escuela
sabática, y en la sociedad. Muchos se agrupan y se relacionan entre
sí en calidad de iglesia sin haber subyugado sus rasgos naturales de
carácter; y cuando surge una crisis, que es cuando se necesita un
espíritu fuerte y lleno de esperanza, caen en el desánimo y agobian
con sus preocupaciones a la iglesia; y no se dan cuenta de que esto
es malo. La causa no necesita a tales personas, porque no se puede
depender de ellas; pero siempre se necesitan obreros constantes,
temerosos de Dios, que no desmayen en el día de la adversidad.
Hay algunos en la iglesia de _____ que causarán problemas,
porque su voluntad nunca ha sido puesta en armonía con la voluntad
de Cristo. El hermano E será un gran estorbo para esta iglesia.
Está satisfecho cuando a él se le permite tener la supremacía, pero
cuando no puede ocupar el primer lugar, se pone siempre del lado
equivocado. Actúa impulsivamente y no es equilibrado, sino que
duda y asume puntos de vista contrarios, porque por naturaleza es
criticón y un acusador de los hermanos. Mientras afirma ser celoso
por la verdad, se aparta del conjunto de los miembros; carece de
fuerza moral, no está arraigado y cimentado en la fe. Los principios
santos de la verdad no forman parte de su naturaleza. No se puede
confiar en él; Dios no está satisfecho con él.
El hermano y la hermana E no han tomado en cuenta las ins-
trucciones de la Palabra de Dios con respecto a la crianza de sus
[285]
hijos. A estos niños se les ha permitido ejercer control en el hogar
en gran medida y han ido y venido a gusto. A menos que se les
coloque bajo influencias completamente distintas, se encontrarán
en las filas del enemigo, batallando contra el orden, la disciplina y
la subordinación. Los niños a quienes se les deja seguir su propio
camino no son felices; y donde se tiene en menos la autoridad de los
padres tampoco se respetará la autoridad de Dios.
La obra de los padres es solemne y sagrada; pero muchos no se
dan cuenta de esto, porque sus ojos están cegados por el enemigo
de toda justicia. Permiten que sus hijos crezcan indisciplinados,
descorteses, atrevidos, presumidos, mal agradecidos e impíos; en