Página 304 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
falta de seriedad y consagración ha desanimado a los ministros. En
lugar de este descuido, debiera haber un sentido de responsabilidad
individual. Esta iglesia nunca prosperará hasta que los miembros
comiencen la obra de reforma en sus propios corazones. Muchos
de los que profesan la fe se conforman con poco; si progresan aun-
que sea modestamente en la abnegación y la reforma, ya no ven la
necesidad de ir más allá. ¿Por qué la tendencia de dormirse en los
laureles? A este lado del cielo no hay para nosotros un lugar donde
podamos detenernos. Ninguno de nosotros debiera estar conforme
con los logros espirituales del presente. Nadie que no pueda demos-
trar que en su vida hay un continuo progreso, puede decir que está
aprovechando al máximo sus oportunidades. Ha de estar siempre
ascendiendo, siempre ascendiendo. Es el privilegio de todo cristiano
crecer hasta haber alcanzado la estatura perfecta de un varón en
Cristo Jesús.
¡Cuánto necesitan los miembros de _____ la instrucción en
la devoción personal; cuánto necesitan la labor pastoral! Pero no
obran conforme al conocimiento que han adquirido. Hermanos,
Dios os ha de probar, y algunos resultarán ser tamo y otros granos
preciosos de trigo. No cedáis al poder del tentador. El vendrá como
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un fuerte hombre de guerra armado, pero no le permitáis ninguna
ventaja. Fortaleceos para el cumplimiento del deber, y disputadle
cada pulgada de terreno. En lugar de retroceder, avanzad; en lugar
de debilitaros y perder el valor, preparaos para el conflicto. Dios os
pide que luchéis con todas vuestras fuerzas contra el pecado en todas
sus formas. Vestíos de toda la armadura de Dios, y fijad la vista en
el Capitán de vuestra salvación; porque hay peligro por delante. No
sigáis tras falsas banderas, sino mantened la vista en el estandarte
de nuestra santa fe, encontrándoos siempre donde flamea, aunque
sea en el lugar de la batalla más furiosa. Pronto terminará la lucha y
se ganará la victoria, y si sois fieles saldréis más que vencedores por
medio de Aquel que os amó. El premio glorioso, el eterno peso de
gloria, será entonces vuestro.
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