Página 336 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
los hombres y ama las posesiones materiales más que a Jesús. El
amor por Mammón se ha entretejido en todas las fibras de su ser
y se ha hecho cautivador. Desarraigarlo sería como sacarse el ojo
derecho o cortarse el brazo derecho. Pero le hablo como quien sabe
lo que dice: A no ser que venza este amor intenso por el dinero, le
costará la salvación de su alma, y entonces le hubiera sido mejor
nunca haber nacido.
“No podéis servir a Dios y a Mammón”.
Mateo 6:24
. En la me-
dida que ame y acaricie el espíritu del mundo, albergará un espíritu
de obstinación y dudará y buscará faltas en los que le presentan el
mensaje de la verdad. Ridiculizará la verdad y se convertirá en un
falso testigo, en un acusador de los hermanos. Los talentos que Dios
le ha dado con el propósito de que fuesen incrementados para su
gloria, se emplearán activamente contra su obra y su causa. No hay
concordia entre Cristo y Belial. Ya ha escogido usted la amistad
con el mundo, se ha colocado decididamente de parte de Satanás. El
corazón natural está en enemistad contra Dios y se opondrá a la más
clara evidencia en favor de la verdad. Los impíos no resistirán la luz
que condena su camino equivocado.
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Ha expuesto su corazón a la duda y al escepticismo, pero nunca
podrá usted ser un incrédulo sincero. Se jactará de que no cree en la
Biblia; pero estaría incriminándose a sí mismo porque en su fuero
interior sabe que su actitud no es correcta.
Le ruego que se esfuerce sinceramente para obtener la vida eter-
na. Rompa los lazos de Satanás; luche contra sus artificios. Sean
éstas las palabras de su alma: “No hay nada en el universo que
tema más que desconocer todo mi deber o que, conociéndolo, no
lo cumpla”. “Poneos del lado de Jesús”, fueron las palabras de un
santo agonizante. Sí, hermano I, póngase del lado de Jesús. Hacerlo
requerirá el máximo esfuerzo. Tendrá tal vez que cambiar de puesto
en el mundo; pero el renombre, la eminencia y el puesto son un
tropiezo para usted y un peligro para su alma. Una sabiduría mun-
danal y calculadora procura apartarlo del Salvador continuamente.
Una impiedad atrevida, desafiante y blasfema intentará aplastar su
Evangelio, no solamente dentro de su propia alma, sino en el mundo.
Empero, póngase del lado de Jesús. En presencia de sus familiares
y amigos, en todas sus relaciones comerciales, en sus asociaciones