Página 422 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

418
Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
rado de Jesús. No pueden estar seguros un momento, a menos que
alberguen buenos principios en el corazón, y los apliquen en toda
transacción comercial.
“Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a
Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será
dada”.
Santiago 1:5
. Esta promesa es de más valor que el oro o la
plata. Si con corazón humilde buscamos la dirección divina en toda
dificultad y perplejidad, tenemos la promesa de su Palabra de que
obtendremos misericordiosa respuesta. Y su palabra nunca faltará.
El cielo y la tierra pasarán, pero su palabra nunca pasará. Confiemos
en el Señor, y nunca seremos confundidos o avergonzados. “Mejor
es esperar en Jehová que esperar en hombre. Mejor es esperar en
Jehová que esperar en príncipes”.
Salmos 118:8, 9
.
Cualquiera sea la posición que ocupemos en la vida, cualquiera
sea nuestro quehacer, debemos ser bastante humildes para sentir
nuestra necesidad de ayuda; debemos apoyamos implícitamente en
las enseñanzas de la Palabra de Dios, reconocer su providencia en
todas las cosas, y ser fieles en expresar en oración el sentimiento de
nuestras almas. Apoyaos en vuestro propio entendimiento, amados
hermanos, mientras os abrís paso en el mundo, y cosecharéis tristeza
y desilusión. Confiad en el Señor con todo vuestro corazón, y él guia-
rá vuestros pasos con sabiduría, y vuestros intereses estarán seguros
para este mundo y para el venidero. Necesitáis luz y conocimiento.
Tomaréis consejo de Dios o de vuestro corazón; andaréis a la luz de
las chispas de vuestro propio fuego, u os allegaréis a la luz divina
del Sol de justicia.
No actuéis por motivos de política. El gran peligro de nuestros
hombres de negocios y de los que ocupan puestos de responsabilidad,
es que lleguen a apartarse de Cristo para obtener alguna ayuda fuera
de él. Pedro no habría sido abandonado hasta revelar tanta debilidad
e insensatez, si no hubiese buscado, por el acomodo o la política,
evitar el oprobio y el desprecio, la persecución y el ultraje. Sus más
altas esperanzas estaban concentradas en Cristo; pero cuando le vio
[404]
humillado, dejó penetrar la incredulidad en su corazón. Cayó bajo el
poder de la tentación, y en vez de mostrar su fidelidad en la crisis,
negó perversamente a su Señor.
A fin de ganar dinero, muchos se separan de Dios e ignoran
sus intereses eternos. Siguen la misma conducta que el hombre