Página 464 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
astucia infernales trabaja para arrebatarle el residuo de los hijos de
los hombres que han aceptado su salvación.
Satanás induce a los hombres al escepticismo, haciéndoles perder
la confianza en Dios y separarse de su amor; los induce a violar
su ley, luego los reclama como cautivos suyos y disputa el derecho
de Cristo a arrebatárselos. Sabe que aquellos que buscan a Dios
fervientemente para alcanzar perdón y paz, los obtendrán; por lo
tanto les recuerda sus pecados para desanimarlos. Constantemente
busca ocasión de acusar a los que procuran obedecer a Dios. Trata
de hacer aparecer como corrompido aun su servicio mejor y más
aceptable. Mediante incontables designios muy sutiles y crueles,
intenta obtener su condenación.
El hombre no puede por sí mismo hacer frente a estas acusacio-
nes. Con sus ropas manchadas de pecado, confiesa su culpabilidad
delante de Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta una súplica
eficaz en favor de todos los que mediante el arrepentimiento y la
fe le han confiado la guarda de sus almas. Intercede por su causa
y vence a su acusador con los poderosos argumentos del Calvario.
Su perfecta obediencia a la ley de Dios, aun hasta la muerte de la
cruz, le ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra, y él solicita
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a su Padre misericordia y reconciliación para el hombre culpable.
Al acusador de sus hijos declara: “¡Jehová te reprenda, oh Satanás!
Estos son la compra de mi sangre, tizones arrancados del fuego”. Y
los que confían en él con fe reciben la consoladora promesa: “Mira
que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de
gala”.
Zacarías 3:4
.
Todos los que se hayan revestido del manto de la justicia de
Cristo subsistirán delante de él como escogidos fieles y veraces.
Satanás no puede arrancarlos de la mano de Cristo. Cristo no dejará
que una sola alma que con arrepentimiento y fe haya pedido su
protección, caiga bajo el poder del enemigo. Su Palabra declara:
“¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí, haga paz
conmigo”.
Isaías 27:5
. La promesa hecha a Josué es hecha a todos:
“Si guardares mi ordenanza,... entre estos que aquí están te daré
plaza”.
Zacarías 3:7
. Los ángeles de Dios irán a cada lado de ellos,
aun en este mundo, y ellos estarán al fin entre los ángeles que rodean
el trono de Dios.