Nuestras instituciones de Battle Creek
Los males que han surgido como resultado de haber concentrado
tantas responsabilidades en Battle Creek, Míchigan, no han sido
pocos. Los peligros son muchos debido a los elementos faltos de
consagración que esperan sólo hasta que un cambio de circunstancias
los estimule a poner toda su influencia del lado del mal. Si todos
aquellos que están vinculados con nuestras instituciones fuesen
consagrados y de carácter espiritual, y dependiesen de Dios más
que de ellos mismos, habría una prosperidad mucho mayor de la
que hemos visto hasta ahora Pero mientras haya una carencia tal
de sumisa confianza y dependencia total de Dios, no podemos estar
seguros de nada. Nuestra gran necesidad hoy es de hombres que
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estén bautizados por el Espíritu Santo de Dios, de hombres que
anden con Dios como lo hizo Enoc. No queremos hombres de
pensamiento tan estrecho que limiten la obra en vez de expandirla,
o que sigan el lema de que “la religión es religión; el negocio es
negocio”. Necesitamos hombres previsores que puedan evaluar una
situación razonando de causa a efecto.
El colegio
Los maestros de nuestro colegio deben ser hombres y mujeres de
mentes equilibradas, capaces de ejercer una fuerte influencia moral,
que sepan cómo tratar sabiamente con la gente y que posean un
verdadero espíritu misionero. Si todos poseyesen este carácter, las
cargas que ahora descansan sobre el presidente se alivianarían y se
evitaría el peligro de que él se agote prematuramente. Sin embargo,
es precisamente esta sabiduría la que hace falta.
No es aceptable fijar el costo de los estudios demasiado bajo.
Debe ser suficiente para hacer frente a los gastos, aunque la cantidad
de alumnos sea baja. Los que realmente aprecian los beneficios que
se obtienen en el colegio harán esfuerzos adicionales para lograr-
los. La mayoría de los que se verían atraídos a asistir porque el
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