Página 559 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

Nuestras instituciones de Battle Creek
555
se unan a la labor de las misiones y de las escuelas sabáticas, la obra
se convertirá en una mera forma. Los obreros de todas partes del
campo deben estudiar cómo trabajar en forma económica y con la
sencillez de Cristo y saber cómo trazar los planes más eficaces para
la ganancia de almas.
“Estamos en peligro de abarcar más territorio y de emprender
más empresas que las que podemos atender con éxito. Existe el
peligro de que se desatiendan algunos aspectos importantes de la
obra por causa del cuidado exagerado con que se tratan otros. El
intentar una cantidad de trabajo tan pesada que nada se pueda hacer
perfectamente, es un mal plan. Debemos marchar hacia adelante,
pero no excedemos tanto por encima de la sencillez de la obra que
se haga imposible atender todas las empresas sin tener que sacrificar
a nuestros mejores ayudantes para mantener las cosas en buen orden.
La vida y la salud tienen que respetarse.
“Aunque debemos estar siempre listos para seguir la providencia
de Dios cuando abre las puertas de la oportunidad, no debiéramos
trazar planes más grandes que la ayuda y los recursos de que dispo-
nemos para llevarlos a cabo con éxito. Debemos mantener el interés,
y aumentarlo en las empresas que ya hemos comenzado.
“Aunque constantemente se presentan mayores planes y campos
más extensos, tiene que haber una visión más amplia con respecto a
la selección y preparación de los obreros que han de trabajar para
ganar almas a la verdad. Hay que animar a nuestros obreros jóvenes
a que hagan la obra con energía y se eduquen para llevarla a cabo
con sencillez y perfección. Me sorprende ver cuán poco se aprecia a
nuestros ministros jóvenes y cuán poco ánimo se les infunde. Sin
embargo, algunos de ellos se aferran a la obra y hacen cualquier cosa
y todo lo que pueden con abnegación y de una manera desinteresada.
“La falta de liberalidad y el trato deshonesto no deben entrar en
los arreglos que se hagan con los obreros, encumbrados o humildes...
Hay que seguir más el camino de Cristo y menos el del yo. La crítica
constante debe evitarse. Todo obrero debe cultivar la simpatía, la
compasión y el amor. A menos que Jesús entre y tome posesión del
corazón, a menos que el yo sea subyugado y Cristo sea exaltado, no
[536]
prosperaremos como pueblo. Le imploro, hermano mío, a que haga
su obra enteramente para Dios y que no trace demasiados planes,