Página 561 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La influencia cristiana en el hogar y en la iglesia
Estimados hermano y hermana L,
Siento un peso sobre mi corazón por causa de vosotros. Lo que
necesitáis es la gracia transformadora de Dios en vuestros corazones.
Necesitáis el Espíritu de Jesús. Deberíais aprender la mansedumbre
y la humildad en la escuela de Cristo. No sentís la necesidad de una
profunda devoción y por esta causa estáis engañándoos a vosotros
mismos. Estáis demorando las decisiones que deberíais estar hacien-
do de inmediato para vuestro propio bien y el de los demás. Dios
exige que cada persona cumpla su deber. Pide el corazón entero,
y todos nuestros afectos. No es de su agrado que profesemos un
conocimiento de Jesucristo y de su verdad y que no llevemos fruto.
El requerimiento es exactamente el mismo tanto para los preparados
como los sin preparación, los ricos o los pobres.
Cada uno es llamado a desempeñarse conforme a la capacidad
que Dios le ha dado. Debe rendir fielmente su servicio o manchará
su conciencia y pondrá su alma en peligro. Nadie puede arriesgarse
a perder el cielo. Recordad las palabras que Cristo dirigió a sus se-
guidores: “Vosotros sois la luz del mundo”. Dios espera que quienes
conocen el camino se lo señalen a otros. Ha encomendado a los hom-
bres el tesoro de su verdad. Lo que necesitamos es confianza y fe
en Dios. La gracia interior se manifestará en las acciones exteriores.
Necesitamos aquel espíritu que demuestre a otros que hemos estado
aprendiendo en la escuela de Cristo y que imitamos el modelo que
nos ha sido dado. Nos hace falta un corazón que no se enorgullezca
vanamente, una mente no asentada en el yo. Cada uno debe sentir un
constante deseo de bendecir a otros. Dios toma nota de nuestros hu-
mildes esfuerzos que ante su vista son preciosos. Ambos necesitáis
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más devoción en el hogar, un gozo lleno de dulzura y satisfacción,
desprovisto de crítica, displicencia y severidad. Que la bondad y el
amor sean la norma en el seno de vuestro hogar. Cualquiera que no
deje resplandecer la luz de la verdad en su hogar deshonra a nuestro
Salvador.
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