Página 572 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
llevando el oprobio, peleando la buena batalla de la fe y permane-
ciendo en pie mediante su fuerza en toda dificultad. Dios nos ha
abierto todos los tesoros del cielo por el precioso don de su Hijo,
que es plenamente capaz de elevarnos, ennoblecernos y hacernos
idóneos, por la perfección de su carácter, para ser útiles en esta vida
y entrar en un cielo santo. Vino a este mundo, vivió como él requiere
que vivan los que le siguen. La suya fue una vida de abnegación y
constante sacrificio propio. Si estimulamos el egoísmo y la comodi-
dad, y satisfacemos nuestras inclinaciones, si no hacemos nuestros
mejores esfuerzos para cooperar con Dios en la obra maravillosa de
elevarnos, ennoblecernos y purificarnos, a fin de ser hijos e hijas de
Dios, no satisfacemos sus requisitos; sufrimos una continua pérdida
en esta vida, y perderemos finalmente la futura e inmortal.
Dios quiere que trabajéis, no con desprecio propio ni desaliento,
sino con la más fuerte fe y esperanza, con alegría y gozo, represen-
tando a Cristo ante el mundo. La religión de Jesús es gozo, paz y
felicidad. Mientras escudriñamos las Escrituras y vemos la infinita
condescendencia del Padre al dar a Jesús al mundo para que todos
los que crean en él tengan vida eterna, toda facultad de nuestro ser
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debe ser puesta en acción, para tributarle alabanza, gloria y honra
por su amor inefable hacia los hijos de los hombres.
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