Página 580 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
del séptimo día son muy estrechos en sus ideas, que marchan por
un camino demasiado oscuro; que es menester que reciban mayor
reconocimiento y que suban a mayores alturas; que los maestros en
nuestras escuelas deben dedicar sus facultades más exclusivamente a
las ciencias y no entretejer tanto la religión en su educación. Cuando
se implanta esta semilla en el corazón de los estudiantes, germinará
pronto en una cosecha que usted no estaría orgulloso de segar.
Estamos, por así decirlo, a orillas del mundo eterno y si usted
ha de hacer la obra para la que esta escuela fue fundada, entonces
tendrá que educar mayormente del Libro de los libros. No debe
poner ningún otro estudio por encima de la Biblia. No tome como
norma suya las demás escuelas del país.
Me ha sido mostrado que a usted le encanta ese tipo de edu-
cación del cual se excluye casi enteramente el elemento religioso.
Hay numerosas escuelas de esta clase en nuestro país, donde los
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estudiantes pueden ir si es que desean ese tipo de preparación. Pero
esta escuela tiene que ser de carácter diferente; tiene que tener el
molde de Dios en cada departamento.
Jesús y su amor deben ir entretejidos con toda la educación que
se imparte, siendo éste el mejor conocimiento que los estudiantes
pueden tener. “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría”.
Proverbios 9:10
. Si el director, en sus proyectos ambiciosos, alza
vuelo y se aparta de la Fuente de toda sabiduría y piensa que la
religión bíblica le va a cortar el vuelo, se dará cuenta de que él
no vale más que una pompa de jabón. De manera que por amor a
vuestras almas, tened en cuenta al Príncipe de la vida en todo plan,
en toda organización. Nunca podréis tener demasiado de Jesús o de
la historia de la Biblia en vuestra escuela.
¿Tenemos nosotros la verdad? ¿Estamos viviendo en el último
período de la historia de la tierra? ¿Está Cristo a las puertas? Estas
son preguntas que tenemos que resolver. La educación ha de ser
siempre de orden elevado y sagrado, y esta necesidad es más impe-
rativa ahora que nunca antes. El traslado de los fieles de este mundo
pronto se llevará a cabo. Entonces, ¿por qué no traer a colación todas
las energías de mente y espíritu en una consagración total a Dios?
Nunca neguéis lo que sois, no escondáis nunca vuestra lámpara
bajo un almud, o debajo de una cama, sino colocadla sobre un cande-
lero para que su luz alumbre a todos los que están en la casa. ¿Estuvo