Página 623 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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El amor de Dios por los pecadores
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El mismo Señor ha manifestado su carácter, el cual Satanás ma-
liciosamente ha falseado. El se ha revelado como “¡Jehová! ¡Jehová!
fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en mise-
ricordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que perdona
la iniquidad, la rebelión y el pecado”.
Éxodo 34:6, 7
. ¿Qué lenguaje
más directo o más tierno pudo haberse empleado que el que él mismo
ha escogido para expresar su amor hacia nosotros? El declara: “¿Se
olvidará la mujer de su niño de pecho, para dejar de compadecerse
del hijo de su vientre? Pues aunque éstas lleguen a olvidar, yo nunca
me olvidaré de tí”.
Isaías 49:15
.
En el plan de la redención, “la misericordia y la justicia se en-
contraron; la justicia y la paz se besaron”.
Salmos 85:10
. El Dios
omnisapiente y todopoderoso, el cual habita en la luz inaccesible,
está lleno de amor y de bondad. Por lo tanto, dad gloria al Señor,
vosotros que dudáis y tembláis; porque Jesús vive para interceder
por nosotros. Dad gloria a Dios por el don de su Hijo y porque él no
murió en vano por nosotros.
Hermano P, usted pregunta si ha cometido el pecado que no tiene
perdón en esta vida o en la venidera. Contesto que no veo la menor
evidencia de que éste sea el caso. ¿En qué consiste el pecado contra
el Espíritu Santo? En atribuir voluntariamente a Satanás la obra
del Espíritu Santo. Supongamos, por ejemplo, que uno presencie
la obra especial del Espíritu de Dios. Tiene evidencia convincente
de que la obra está en armonía con las Escrituras, y el Espíritu
testifica a su espíritu que es de Dios. Pero más tarde, cae bajo la
tentación; lo domina el orgullo, la suficiencia propia, o alguna otra
característica mala; y rechazando toda la evidencia de su carácter
divino, declara que lo que antes reconoció como ser del Espíritu
Santo era poder de Satanás. Por medio de su Espíritu es cómo
Dios obra en el corazón humano; y cuando los hombres rechazan
voluntariosamente al Espíritu, y declaran que es de Satanás, cortan
el conducto por medio del cual Dios puede comunicarse con ellos.
Al negar la evidencia que Dios le agradó darles, apagan la luz que
había resplandecido en sus corazones, y como resultado son dejados
en tinieblas. Así se cumplen las palabras de Cristo: “Mira pues, si
la lumbre que en ti hay, es tinieblas”.
Lucas 11:35
. Por un tiempo,
las personas que han cometido este pecado pueden aparentar ser
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hijos de Dios; pero cuando se presenten circunstancias que han de