Página 638 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
para la ira, y grande en misericordia” (
Salmos 86:15; 103:8; 145:8
);
“paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento”
2 Pedro 3:9
.
No procuréis agitaros hasta alcanzar un alto nivel de excitación;
sino id y trabajad en favor de otros y con paciencia instruidlos. Os
veréis inclinados ahora a conjeturar que todo el mundo tiene una
carga de pecado que confesar, y estaréis en peligro de hacer de
esto el punto de ataque. Desearéis conducir a todo el mundo por el
mismo camino que vosotros habéis transitado, y sentiréis que nada
puede hacerse hasta que todos hayan pasado por la misma obra de
confesión. No estaréis dispuestos a aceptar la labor de ayudar a otros
mientras el Espíritu Santo descansa sobre vosotros, mientras son
ablandados y subyugados vuestros propios corazones por la obra
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profunda de purificación. Estaréis en grave peligro de mancillar
la obra de Dios ejercitando vuestro propio espíritu. Si trabajáis
por las almas dependiendo de Dios humilde y confiadamente, si
reflejáis el esplendor de su Espíritu a través de un carácter semejante
al de Cristo; si la simpatía, la bondad, la tolerancia y el amor son
principios constantes en vuestra vida, seréis una bendición para
todos los que os rodean. No censuraréis a otros, ni exhibiréis contra
ellos un espíritu rudo y acusador; no sentiréis que sus ideas deben
adaptarse a vuestras normas; sino que el amor de Jesús y el apacible
fruto de la justicia se revelarán en vosotros.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benig-
nidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio... Y los que
son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si
vivimos por el Espíritu, avancemos también por el Espíritu. No nos
hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos
unos a otros”.
Gálatas 5:22-26
.
El enemigo procurará entremeterse aun en medio de vuestros
ejercicios religiosos. Toda avenida necesita ser fielmente guardada
para que el egoísmo y el orgullo no se entreveren en vuestra obra. Si
en verdad el yo ha sido crucificado, con sus afectos y concupiscen-
cias, el fruto aparecerá en la forma de buenas obras para la gloria de
Dios. Os ruego, en el temor de Dios, que no permitáis que vuestras
obras se degeneren. Sed cristianos constantes y simétricos. Cuando
los afectos del corazón han sido entregados a Cristo, las cosas viejas
pasaron, y todas las cosas son hechas nuevas.