Página 637 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Ideas erróneas acerca de la confesión
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que estéis dentro de pocos meses en una condición peor que en la
que estabais antes de que se efectuara esta obra de reavivamiento.
Si no cuidáis constantemente vuestras almas, los incrédulos tendrán
la peor impresión de vosotros. Dios no sería glorificado con esta
clase de servicio espasmódico. Cuidaos de no llevar las cosas a los
extremos y de traer amplio oprobio sobre la preciosa causa de Dios.
Después de haber sido bendecidos por Dios, muchos fracasan al no
procurar ser, en la humildad de Cristo, una bendición para los demás.
En vista de que las palabras de vida eterna han sido sembradas en
vuestros corazones, os ruego que andéis humildemente ante Dios,
que hagáis las obras de Cristo, y que rindáis mucho fruto de justicia.
Ruego al Señor que vosotros os comportéis como hijos e hijas del
Altísimo, que no os convirtáis en extremista y que no hagáis nada
que contriste al Espíritu de Dios.
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No fijéis vuestra vista en los hombres, ni pongáis vuestra es-
peranza en ellos, pensando que son infalibles; sino mirad a Jesús
constantemente. No digáis nada que desacredite vuestra fe. Con-
fesad vuestros pecados secretos solos ante vuestro Dios. Admitid
los desvíos de vuestro corazón ante él, que sabe cómo atender en
forma perfecta vuestro caso. Si habéis hecho mal al prójimo, decidle
a él vuestro pecado y manifestad el fruto de ello haciendo restitu-
ción. Luego reclamad la bendición. Venid ante Dios tal como sois, y
Permitid que él sane vuestras dolencias. Presentad con insistencia
vuestro caso ante el trono de la gracia; que la obra sea completa.
Sed sinceros al tratar con Dios y con vuestra propia alma. Si os
allegáis a él con un corazón verdaderamente contrito, él os dará
la victoria. Entonces podréis dar un dulce testimonio de libertad,
expresando alabanzas a Aquel que os ha llamado de las tinieblas a
su luz admirable. El no os malentiende ni os juzga mal. Vuestros
compañeros no pueden absolveros del pecado ni limpiaros de la
iniquidad. Jesús es el único que os puede brindar la paz. Os amó y
se entregó a sí mismo por todos vosotros. Su gran corazón de amor
se compadece “de nuestras debilidades”.
Hebreos 4:15
. ¿Hay acaso
algún pecado tan enorme que él no pueda perdonar, un alma tan
sumida en las tinieblas y tan oprimida por el pecado que él no pueda
salvar? El es misericordioso, y no busca ningún mérito en nosotros,
sino que conforme a su bondad sin límites sana nuestras apostasías y
nos ama sin restricción, siendo nosotros aún pecadores. El es “lento