Página 644 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Naturaleza e influencia de los testimonios
A medida que se acerca el fin, y la obra de dar la última amo-
nestación al mundo se extiende, resulta más importante para los que
aceptan la verdad presente tener una clara comprensión de la natu-
raleza e influencia de los
Testimonios
, que en su providencia Dios
vinculó con la obra del mensaje del tercer ángel desde su mismo
nacimiento. En las siguientes páginas se dan extractos de lo que he
escrito durante los últimos cuarenta años, con relación a mi propia
experiencia en esta obra especial, con el fin de presentar también
lo que Dios me ha revelado acerca de la naturaleza e importancia
de los
Testimonios
, la manera en que son dados, y cómo deben ser
considerados.
“Fue poco después de transcurrir la fecha de 1844, cuando me
fue dada mi primera visión. Estaba visitando a una amada hermana
en Cristo, cuyo corazón estaba unido al mío. Cinco de nosotras
estábamos arrodilladas en silencio en el altar de la familia. Mientras
estábamos orando, el poder de Dios descendió sobre mí como nunca
lo había sentido antes. Me parecía estar rodeada de luz, y estar
elevándome siempre más de la tierra. En esa ocasión tuve una visión
de lo que sucedería a los creyentes adventistas, la venida de Cristo y
la recompensa que habría de ser dada a los fieles.
“En una segunda visión, que no tardó en seguir a la primera,
me fueron mostradas las pruebas por las cuales debía pasar y que
sería mi deber ir y relatar a otros lo que Dios había revelado. Me
fue mostrado que mis labores encontrarían gran oposición, y que
mi corazón sería desgarrado por la angustia, pero que la gracia de
Dios bastaría para sostenerme a través de todo. La enseñanza de esta
visión me afligió grandemente; porque me indicaba el deber de ir
entre la gente y presentar la verdad.
“Un gran temor que me oprimía consistía en que, si obedecía el
llamado del deber y salía declarándome favorecida del Altísimo con
visiones y revelaciones para la gente, podría ceder a una exaltación
pecaminosa y elevarme por encima de la posición que me correspon-
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