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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
seguido con indiferencia. Unos pocos han dedicado su corazón a
obedecer fielmente la luz que al Señor le agradó darles.
“Algunos que recibieron amonestaciones especiales por medio
de los
Testimonios
olvidaron en pocas semanas el reproche dado. Los
testimonios dados a algunos han sido repetidos varias veces, pero no
los consideraron bastante importantes para escucharlos cuidadosa-
mente. Fueron para ellos fábulas ociosas. Si hubiesen considerado la
luz dada, habrían evitado pérdidas y pruebas que consideran duras y
severas. Ellos son los únicos a quienes deben censurar. Han puesto
sobre su cuello un yugo que encuentran gravoso. No es el yugo que
Cristo ha puesto sobre ellos. El cuidado y el amor de Dios se ejer-
cieron en su favor; pero sus almas egoístas, perversas e incrédulas
no pudieron discernir su bondad y misericordia. Se apresuran con-
fiando en su propia sabiduría hasta que son abrumados de pruebas y
confundidos por la perplejidad, y quedan entrampados por Satanás.
Cuando recojáis rayos de luz que Dios os ha dado en lo pasado,
entonces habrá un aumento de luz.
“Los remití a los hijos de Israel. Dios les había dado su ley; pero
el pueblo no quiso obedecerla. Luego les dio ceremonias y ritos, para
que por su cumplimiento, pudiesen recordar a Dios. Pero propendían
de tal manera a olvidarle a él y sus derechos sobre ellos, que era
necesario mantener sus mentes ocupadas para que comprendiesen
sus obligaciones de obedecer y honrar a su Creador. Si hubiesen sido
obedientes y se hubiesen deleitado en guardar los mandamientos de
Dios, no se habría requerido la multitud de ceremonias y ritos.
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“Si el pueblo que profesa ser ahora el tesoro peculiar de Dios
obedeciese sus requerimientos, según se especifican en su Palabra, no
habrían sido dados testimonios especiales para despertarlos acerca de
su deber y hacerles sentir su estado pecaminoso y el terrible peligro
que corren al no obedecer la Palabra de Dios. Las conciencias han
sido embotadas, porque la luz ha sido puesta a un lado, descuidada
y despreciada.
“Uno se puso a mi lado, y dijo: ‘Dios te levantó y te dio palabras
destinadas al pueblo y a alcanzar los corazones, como no se han
dado a otra persona. El dio forma a sus testimonios para hacer frente
a los casos que necesitan ayuda. No debes dejarte conmover por el
desprecio, las burlas, el ridículo, el reproche y la censura. A fin de
ser el instrumento especial de Dios, no debes apoyarte en nadie, sino