Página 668 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
de reprensión? Por el hecho de que no la conocen, Dios se la presenta
para que puedan arrepentirse y reformarse antes que sea demasia-
do tarde. “Los que desprecian las amonestaciones serán dejados
a ciegas y se engañarán a sí mismos, pero los que las escuchen, y
cumplan celosamente la obra de separarse de sus pecados a fin de
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tener las gracias necesarias, abrirán la puerta de su corazón a fin de
que el amado Salvador pueda entrar en él y morar con ellos”. “Los
que están más estrechamente vinculados con Dios son aquellos que
conocen su voz cuando les habla. Los que son espirituales disciernen
las cosas espirituales. Los tales sentirán agradecimiento porque el
Señor les ha señalado sus errores”.
“David aprendió sabiduría de la manera en que Dios le trató, y
se postró humildemente bajo el castigo del Altísimo. El cuadro fiel
que de su estado presentó el profeta Natán, hizo conocer a David sus
propios pecados y le ayudó a abandonarlos. Aceptó mansamente el
consejo y se humilló delante de Dios. ‘La ley de Jehová’ -exclama
él- ‘es perfecta, que vuelve el alma’.
Salmos 19:7
.”
“Si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos parti-
cipantes, luego sois bastardos, y no hijos”.
Hebreos 12:8
. Nuestro
Señor ha dicho: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo”. “Es
verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo,
sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia a los que
en él son ejercitados”
Apocalipsis 3:19
;
Hebreos 12:11
. Aunque la
disciplina sea amarga, la administra el tierno amor del Padre, para
que por ella seamos “hechos
participantes de la naturaleza divina”
.
2 Pedro 1:4
.
Una distinción injustificada
Algunos han asumido la actitud de que las amonestaciones, ad-
vertencias y reproches dados por el Señor mediante su sierva, a
menos que vengan por medio de una visión especial para algún
caso individual, no deben tener más peso que los consejos y amo-
nestaciones de otras fuentes. En algunos casos se ha dicho que al
dar un testimonio para las iglesias o las: personas, yo había escrito
inducida por cartas recibidas de miembros de la iglesia. Ha habido
quienes sostenían que los testimonios que pretendían ser dados por
el Espíritu de Dios eran simplemente la expresión de mi propio