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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
que Satanás era capaz de hacer, lo hizo y produjo una
falsificación
.
Por medio de su poder, obrando a través de los magos, hizo que las
varas adoptaran la apariencia de culebras.
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La declaración de que ellas se convirtieron en culebras quiere
decir sencillamente que eran tales en apariencia; y así le parecieron
a Faraón y a su corte. No había nada en su apariencia que las
distinguiera de la serpiente producida por Moisés y Aarón; pero,
mientras que una era real, las otras eran espurias. Y el Señor hizo
que la serpiente viva se tragara a las que lo eran en apariencia.
Faraón quería justificar su testarudez de resistir el mandato di-
vino; procuraba alguna excusa para ignorar el milagro que Dios
había obrado por medio de Moisés. Satanás le dio exactamente lo
que él quería. A través de la obra que llevó a cabo con los magos dio
la impresión a los egipcios de que Moisés y Aarón eran meramente
magos y hechiceros y, por consiguiente, que el mensaje que ellos
trajeron no sería respetado como algo proveniente de un ser superior.
Hasta el hecho de ver cómo las falsas serpientes eran devoradas,
no fue tenido por Faraón como una obra especial del poder de Dios,
sino más bien como algo logrado por un tipo de magia superior a la
de sus siervos. De manera que esta obra de falsificación fomentó su
rebelión, e hizo que se endureciera contra la convicción.
Fue por medio de este despliegue de poder sobrenatural, al con-
vertir la serpiente en médium, que Satanás causó la caída de Adán y
Eva en el Edén. Antes del fin del tiempo obrará mayores maravillas.
Hasta donde se lo permita su poder, obrará verdaderos milagros.
Dice la Escritura: “Y engaña a los moradores de la tierra a causa de
las señales que se le ha permitido hacer” (
Apocalipsis 13:14
), no
meramente las que aparenta hacer. Algo más que meras imposturas
se traen a luz en este pasaje. Pero hay un límite más allá del cual
Satanás no puede cruzar, y aquí se vale del engaño para falsificar la
obra que realmente no tiene poder para hacer. En los últimos días se
manifestará de tal manera que la gente creerá que él es el Cristo que
ha venido por segunda vez al mundo. En verdad se transformará en
un ángel de luz. Pero aunque tendrá la apariencia de Cristo en todo
respecto, en lo que se refiere a la apariencia, ésta no engañará sino a
los que al igual que Faraón, procuran resistir la verdad.
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