Página 681 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Un milagro falsificado
Algunos han encontrado difícil la armonización de una decla-
ración hecha en los
Testimonios para la iglesia, tomo 1, 263
, con
otra que aparece en
El conflicto de los siglos, 184
Estos pasajes se
refieren a la obra de los hechiceros que falsificaron el milagro reali-
zado por Aarón, al convertir la vara en serpiente. El testimonio dice:
“Los magos no pudieron hacer todos aquellos milagros que Dios
obró por medio de Moisés. Pudieron hacer solamente unos cuantos.
Las varas de los magos sí se convirtieron en serpientes, pero la vara
de Aarón los devoró”. Esta última frase, que es la que se cuestiona,
es sustancialmente la misma de la declaración bíblica: “Echó cada
uno su vara, las cuales se volvieron culebras; mas la vara de Aarón
devoró las varas de ellos”.
Éxodo 7:12
. La declaración en el tomo
1 de
El conflicto
dice así: “Los magos parecían obrar varias cosas
con sus encantamientos, semejantes a las cosas que Dios obró por la
mano de Moisés y de Aarón. Realmente no hicieron que sus varas
se convirtieran en serpientes, pero por medio de la magia, auxiliados
por el gran engañador, las hicieron aparecer como serpientes para
falsificar la obra de Dios”. Esta declaración, en lugar de contradecir
la anterior, sencillamente la explica
No hay en el
Testimonio
una expresión amplia del pensamiento
que quise haber comunicado. En la pág. 264 hay una frase que aclara
el significado: “Los magos no obraron sólo por intermedio de su
ciencia, sino por el poder de su dios, el diablo, quien ingeniosamente
llevó a cabo su obra engañadora
falsificando
la obra de Dios”. Moi-
sés, por el poder de Dios, había convertido su vara en una serpiente
viva. Satanás, por intermedio de los magos,
falsificó
este milagro.
No podía producir culebras vivas por cuanto no posee el poder para
crear o dar vida. Este poder pertenece solamente a Dios. Pero todo lo
El relato presentado en este volumen de edición agotada, Elena G. de White volvió
a escribirlo y a ampliarlo y fue publicado en 1890 bajo el título de
Patriarcas y profetas
.
Véase la pág. 268 de ese libro donde aparece la declaración que es paralela a la que aquí
se hace referencia.
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