Página 736 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

732
Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
La luz resplandeciente que cruza entre los seres vivientes con
la rapidez del relámpago representa la celeridad con que esta obra
avanzará finalmente hacia su terminación. El que no duerme, que
está continuamente obrando para lograr sus designios, puede realizar
su gran obra armoniosamente. Lo que a las mentes finitas parece
enredado y complicado, la mano de Dios lo puede mantener en
perfecto orden. El puede crear medios y recursos para estorbar los
propósitos de los hombres impíos; e introducirá confusión en los
consejos de los que maquinan agravios contra su pueblo.
Hermanos, no es ahora tiempo de llorar y desesperar, ni tampoco
de ceder a la duda e incredulidad. Cristo no es ahora un Salvador
que esté en la tumba nueva de José, cerrada con una gran piedra y
sellada con el sello romano; tenemos un Salvador resucitado. El es
el Rey, el Señor de los ejércitos; se sienta entre los querubines, y en
medio de la disensión y tumulto de las naciones guarda todavía a
su pueblo. El que reina en los cielos es nuestro Salvador. El mide
toda prueba. Vigila el fuego del horno que ha de probar cada alma.
Cuando las fortalezas de los reyes sean derribadas, cuando las saetas
de la ira de Dios atraviesen el corazón de sus enemigos, su pueblo
estará salvo en sus manos.
* * * * *