Página 127 - Testimonios Selectos Tomo 5 (1932)

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Llamados a ser testigos
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representen por el pensamiento, la palabra y la acción. Deben tener
pensamientos puros y pronunciar palabras nobles y animadoras,
capaces de atraer al Salvador a las personas que los rodean. La
religión de Cristo debe estar entretejida en todo lo que dicen y
hacen. En todos sus negocios, debe desprenderse el perfume de la
presencia de Dios.
El pecado es una cosa detestable. Por su causa fué marchitada
la hermosura moral de un gran número de ángeles. Ha penetrado
en el mundo y ha borrado casi por completo la imagen de Dios en
el hombre. Mas, en su gran amor, Dios ha ofrecido al hombre la
posibilidad de recuperar la posición que había perdido al ceder al
tentador. Cristo vino a ponerse a la cabeza de la humanidad para
desarrollar en favor nuestro un carácter perfecto. Los que le reciben
son regenerados.
Cristo vió a la humanidad, por el enorme desarrollo del pecado,
dominada por el príncipe de las potestades del aire y manifestando
una fuerza gigantesca en obras de maldad, El vió también que un
poder más grande debía hacer frente a Satanás y derrotarlo. “Ahora
es el juicio de este mundo—dijo:—ahora el príncipe de este mundo
será echado fuera.”
Juan 12:31
. Cristo vió que si los seres humanos
creían en él, les sería concedido poder para afrontar al ejército de
los ángeles caídos, cuyo nombre es legión. Cristo fortificó su alma
con el pensamiento de que, merced al sacrificio maravilloso al que
iba a consentir, el príncipe de este mundo sería echado fuera, y que
los hombres y las mujeres serían capacitados, por la gracia de Dios,
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para entrar una vez más en posesión de lo que habían perdido.
Los hombres y las mujeres pueden vivir la vida que Cristo ha
vivido en este mundo si ellos se revisten de su poder y siguen
sus instrucciones. Pueden recibir, en su lucha con Satanás, todos
los socorros que él mismo recibió. Pueden llegar a ser más que
vencedores, por Aquel que los amó y se dió a sí mismo por ellos.
La vida de los que profesan ser cristianos sin vivir la vida de
Cristo, es una burla a la religión. Cualquiera que esté inscripto en
los registros de la iglesia tiene el deber de representar al Salvador,
demostrando el adorno interior de un espíritu manso y apacible.
Debe ser su testigo y hacer conocer las ventajas que hay en vivir
y trabajar conforme al ejemplo de Cristo. La verdad presente debe
manifestar su potencia en la vida de aquellos que creen en ella, para