Página 131 - Testimonios Selectos Tomo 5 (1932)

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Llamados a ser testigos
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verdad impresa debe ser traducida en varias lenguas, y llevada a los
extremos de la tierra.
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Mi corazón está oprimido porque un número tan grande de
aquellos que podrían trabajar no hacen nada. Son el juguete de las
tentaciones de Satanás. El deber de cada miembro de la iglesia es
de trabajar entretanto que dura el día; porque la noche viene cuando
nadie puede trabajar. Muy pronto sabremos lo que es la noche. El
Espíritu de Dios, contristado, se retira de la tierra. Las naciones se
irritan unas contra otras. Se hacen inmensos preparativos para la
guerra. La noche se acerca. Levántese la iglesia para cumplir la tarea
que le ha sido asignada. Todo creyente, cualquiera que sea el grado
de su instrucción, puede llevar el mensaje.
La eternidad se extiende ante nosotros. El velo está por ser
levantado. ¿Qué estamos pensando al aferrarnos egoístamente a
nuestra comodidad mientras que en derredor nuestro hay almas que
perecen? ¿Están nuestros corazones completamente endurecidos?
¿No podemos ver y comprender que nos incumbe hacer una obra
en favor de nuestros semejantes? Hermanos y hermanas, ¿sois de
aquellos que teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen? ¿Será
en vano que Dios os haya revelado su voluntad? ¿Será en vano
que os haya dirigido amonestación tras amonestación, respecto a la
proximidad del fin? ¿Creéis a las declaraciones de su Palabra tocante
a las cosas que han de sobrevenir al mundo? ¿Creéis que los juicios
de Dios están suspendidos sobre los habitantes de la tierra? En caso
afirmativo, ¿cómo podéis quedar tranquilos, ociosos e indiferentes?
Cada día que pasa nos acerca al fin. ¿Nos acerca también a Dios?
¿Somos vigilantes en la oración? Las personas con las que nos
asociamos continuamente necesitan recibir nuestras instrucciones.
Puede que su estado mental sea tal que, una sola palabra Oportuna,
grabada en el alma por la influencia del Espíritu Santo, penetrará
como un clavo en el lugar apropiado. Puede que mañana algunas
de estas almas estén para siempre fuera de nuestro alcance. ¿Qué
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influencia ejercemos sobre esos compañeros de ruta? ¿Qué esfuerzo
hacemos para ganarlos al Salvador?
¡El tiempo es corto! Nuestros esfuerzos deben ser organizados
teniendo en vista una obra más amplia. Necesitamos obreros que
comprendan la inmensidad de la tarea y que estén dispuestos a
cumplirla, no por el salario que reciban, sino porque se dan cuenta