Página 135 - Testimonios Selectos Tomo 5 (1932)

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La obra misionera de la iglesia
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nos da. Al realizar esta obra, impartiremos rayos de justicia celestial
a las almas cansadas, inquietas y dolientes. Este ministerio es como
un manantial abierto al viandante cansado y sediento. Los ángeles
de Dios asisten a cada obra de misericordia y amor.
Nuestro ejemplo
La obra de Cristo debe servirnos de ejemplo. Continuamente iba
de un lugar a otro haciendo bienes. En el templo y en la sinagoga,
en las calles de las ciudades, en los mercados y en los talleres, a la
orilla del mar y sobre los montes, él predicaba el evangelio y sanaba
a los enfermos. Su vida de servicio desinteresado debe servirnos
de manual. Su tierno amor compasivo condena nuestro egoísmo y
nuestra dureza de corazón.
Por doquiera fuera, Jesús esparcía bendiciones a su paso. Entre
los que profesan creer en él, ¿cuántos hay que han aprendido sus
lecciones de bondad, tierna compasión y amor desinteresado? Oídle
dirigiéndose a los que están débiles, cansados y desvalidos: “Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré
descansar.”
Mateo 11:28
. Nada podía cansar su paciencia, ni reprimir
su amor.
El Salvador nos invita a realizar esfuerzos pacientes y perseve-
rantes en favor de millones de almas esparcidas en todo país, que
perecen en sus pecados, como náufragos en una playa desierta. Los
que quieran participar de la gloria de Cristo, deben también tomar
parte en su ministerio, ayudando a los débiles, a los miserables y
desanimados.
Hagan de la vida de Jesús su estudio constante aquellos que
emprenden esta obra. Sean animados de un celo intenso, y empleen
todas sus capacidades en el servicio del Señor. Los esfuerzos sin-
ceros y exentos de egoísmo obtendrán preciosos resultados. Es del
gran Maestro de quien los obreros recibirán su mejor educación.
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Pero los que descuidan de comunicar a otros la luz recibida, verán
un día que han experimentado una pérdida espantosa.
Los seres humanos no tienen derecho a pensar que puedan tener
límites sus esfuerzos en pro de la salvación de las almas. ¿Se cansó
Cristo alguna vez en su obra? ¿Retrocedió él alguna vez ante el sacri-
ficio y las privaciones? Los miembros de la iglesia deben realizar los