El plan de Dios para con nuestras casas editoriales
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atrajo así la atención del rey de Babilonia a la fe de Daniel. Dios,
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que tenía luz en reserva para Nabucodonosor, le hizo conocer por
medio de Daniel las cosas que habían sido predichas en las profecías
concernientes a Babilonia y otros reinos. Por la interpretación del
sueño de Nabucodonosor, Jehová fué ensalzado como más pode-
roso que los amos de la tierra. Así fué honrado Dios a causa de la
fidelidad de Daniel. Así también desea el Señor que nuestras casas
editoriales sean sus testigos.
Ocasiones ofrecidas por el trabajo comercial
Uno de los medios por los cuales estas instituciones están puestas
en relación con el mundo, lo constituyen los trabajos comerciales.
Son una puerta abierta para que se comunique la luz de la verdad.
Los empleados pueden tener la impresión de que realizan un
trabajo puramente mecánico, mientras que están, por el contrario,
ocupados en una obra que suscitará preguntas acerca de su fe y sus
principios. Si están animados de un buen espíritu, podrán hablar
en tiempo oportuno. Si está en ellos la luz de la verdad y del amor
de Dios, no podrán menos que dejarla brillar. Hasta la manera en
que manejan los asuntos comerciales manifestará la influencia de
los principios divinos. Se puede decir de nuestros obreros como se
dijo antaño de los artesanos del tabernáculo: “Y lo he henchido de
espíritu de Dios, en sabiduría, y en inteligencia, y en ciencia, y en
todo artificio.”
Éxodo 31:3
.
Esta obra no debe ocupar el primer puesto
En ningún caso deben nuestras casas editoriales dedicarse prin-
cipalmente a los trabajos comerciales. De lo contrario, las personas
que en ellas trabajen perderán de vista el blanco por el cual dichas
casas fueron establecidas y su trabajo degenerará.
Los directores cuya percepción espiritual se extravíe, están ex-
puestos al peligro de publicar impresos de dudoso mérito, simple-
mente por la ganancia que reportan. De ello resultará que el objeto
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por el cual fueron fundadas nuestras imprentas se perderá de vis-
ta, y nuestras instituciones serán consideradas como cualquier otra
empresa comercial. Ello deshonrará a Dios.