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Testimonios Selectos Tomo 5
que cometen así; olvidan que las palabras pronunciadas no pueden
ya ser retiradas, y que por sus sospechas están sembrando semillas
que traerán malos frutos. La abundancia de esa cosecha, nadie la
conocerá hasta el día postrero, cuando todos los pensamientos, todas
las palabras y todas las acciones sean traídas a juicio.
Las palabras atolondradas o poco amables se exageran al repetir-
se. Cada cual añade algo, de tal manera, que el falso relato adquiere
pronto proporciones considerables. De este modo, se comete una
gran injusticia por causa de las sospechas y los juicios injustos. Los
calumniadores se perjudican a sí mismos, y siembran en la iglesia
las semillas de la discordia.
Si pudiesen ver las cosas como Dios las ve, cambiarían de actitud.
Comprenderían entonces hasta qué punto han descuidado la obra
que les había sido confiada, buscando las faltas de sus hermanos y
hermanas.
El tiempo gastado en criticar las intenciones y las acciones de
los siervos del Señor sería mejor empleado en la oración. Si los
que buscan las faltas de los demás, conociesen la verdad referente
a los mismos que critican, a menudo tendrían de ellos una opinión
diferente. En vez de criticar y de condenar a los otros, sería mejor
que cada cual dijese: “Debo trabajar para mi propia salvación. Si
coopero con Cristo, el cual desea salvar mi alma, debo cuidar mucho
de mí mismo; debo arrancar de mi vida todo lo que es malo; debo
ser una nueva criatura en Cristo; debo vencer todos mis errores. Así
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que, en vez de debilitar a aquellos que luchan contra el mal, debo
fortalecerlos con palabras de ánimo.”
Aquellos que han usado el talento de la palabra, para desanimar
a los siervos de Dios ocupados en el adelanto de la causa de Dios
y en hacer planes para dominar la oposición, deben pedir perdón a
Dios por el daño que han hecho a su obra por medio de los prejuicios
malvados y sus palabras poco amables. Mediten en el daño que han
hecho divulgando falsos informes y juzgando a quienes no tienen
derecho de juzgar.
La Palabra de Dios nos da indicaciones precisas con referencia
a lo que debemos hacer, cuando pensamos que un hermano está en
error. Cristo dice: “Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y
redargúyele entre ti y él solo: si te oyere, has ganado a tu hermano.
Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en boca de