106
Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
mente los males de la bebida; si estas cosas fueran presentadas en
relación con las evidencias de la pronta venida de Cristo, la gente se
conmovería. Si manifestáramos un celo proporcional a la importan-
cia de las verdades que presentamos, podríamos contribuir a rescatar
[116]
de la ruina a centenares, sí, a millares de seres humanos.
Únicamente la eternidad habrá de revelar lo que ha alcanzado
este ministerio, y cuántas almas enfermas de duda y cansadas de la
mundanalidad y la agitación, fueron llevadas al gran Médico que
anhela salvar hasta lo sumo a cuantos acuden a él. Cristo es un
Salvador resucitado, y hay sanidad bajo sus alas.
* * * * *
Mientras vemos a los hombres ir a los lugares donde se expende
el veneno líquido que destruye su razón; mientras vemos peligrar
sus almas, ¿qué estamos haciendo para rescatarlos? Nuestra obra en
favor de los tentados y caídos alcanzará verdadero éxito únicamente
en la medida en que la gracia de Cristo vuelva a formar el carácter,
y el hombre sea puesto en relación viva con el Dios infinito. Tal es
el propósito de todo verdadero esfuerzo en favor de la temperancia.
Somos invitados a trabajar con energía más que humana, a obrar con
el poder que hay en Cristo Jesús. El que condescendió a tomar la
naturaleza humana es el mismo que nos mostrará cómo dirigir la
batalla. Cristo dejó su obra en nuestras manos y hemos de luchar
con Dios, implorando día y noche el poder invisible. Echando mano
de Dios por intermedio de Jesucristo es como ganaremos la victoria.
[117]