Página 391 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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La iglesia y el ministerio
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Pero si se manifestase en el cumplimiento actual de la obra
la misma diligencia y abnegación que se vio en sus comienzos,
veríamos resultados cien veces mayores que los alcanzados ahora.
Para que la obra siga progresando en el elevado nivel de acción
en que se inició, no debe haber decaimiento de los recursos morales.
Debe haber de continuo nuevos aportes de fuerza moral. Si quienes
entran ahora en el campo como obreros llegan a sentir que pueden
cejar en sus esfuerzos, que ya no son esenciales la abnegación y la
estricta economía, no sólo de los recursos sino también del tiempo;
la obra retrocederá. Los obreros del momento actual deben tener el
mismo grado de piedad, energía y perseverancia que tuvieron los
dirigentes de los primeros años.
La obra se ha extendido de tal manera que abarca ahora un ex-
tenso territorio y ha aumentado el número de los creyentes. Sin
embargo, hay una gran deficiencia, porque podría haberse realizado
una obra mayor si se hubiera manifestado el mismo espíritu misio-
nero que en los primeros tiempos. Sin este espíritu, el obrero no
hará sino mancillar y deshonrar la causa de Dios. La obra retrocede
realmente en vez de progresar como Dios quisiera. Nuestro número
actual y la extensión de nuestra obra no deben ser comparados con
lo que eran al comienzo. Debemos considerar lo que pudo haberse
hecho si cada obrero se hubiese consagrado a Dios en alma, cuerpo
y espíritu, como debiera haberlo hecho.
* * * * *
Nuestras iglesias deben colaborar en la obra de cultivar la vida
espiritual, con la esperanza de obtener cosechas repetidas. Existe
mucha perversidad a la que se debe hacer frente, mucha frustración
de planes divinos y esfuerzos dedicados, provocadas por la maldad
de los incrédulos; pero la obra debe continuar. El suelo es duro, pero
el terreno inculto debe ararse. Hay que sembrar los secretos de la
rectitud moral. Maestros amados por Dios. No dejéis de trabajar,
como si temierais al mal tiempo, porque el trabajo que realizáis
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crecerá constantemente. No os detengáis ni os desaniméis. El que
siembra con lágrimas cosechará con regocijo. “Porque nosotros
somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios,