Página 119 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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La obra misionera médica en las ciudades
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la conducción de escuelas de cocina dondequiera que se haya esta-
blecido el trabajo médico misionero. Se debe presentar delante de
la gente cualquier medio que pueda inducirlas a aceptar la obra de
reforma. Permítase brillar tanta luz como sea posible sobre ellas.
Enséñeselas a compartir con los demás todo lo que aprendan.
¿No hemos de hacer todo lo que podamos para adelantar la obra
en nuestras grandes ciudades? Miles y miles de personas que viven a
nuestro alrededor necesitan ayuda de diversas formas. Recuerden los
ministros del Evangelio que el Señor Jesucristo dijo a sus discípulos:
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte
no se puede esconder”. “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la
sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?”
Mateo 5:14, 13
.
El Señor Jesús realiza milagros en favor de su pueblo. En Marcos
16 leemos: “Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en
el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron
en todas partes,
ayudándoles el Señor
y confirmando la palabra con
las señales que la seguían”.
vers. 19 y 20
. Aquí se nos asegura
que el Señor estaba capacitando a sus siervos escogidos para que
emprendieran la obra misionera médica después de su ascensión.
Podemos aprender una lección de la más alta importancia del
registro de los milagros que el Señor realizó al proveer vino en la
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fiesta de bodas y al alimentar a la multitud. La obra de los alimentos
saludables es una de las formas que el Señor utilizará para suplir una
necesidad. El proveedor celestial de todos los alimentos no dejará
ignorante a su pueblo con respecto a la preparación de los alimentos
mejores para todo tiempo y ocasión.
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