Página 118 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

Basic HTML Version

114
Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
de centros de influencia en las grandes ciudades. El interés de los
obreros los llevará a ofrecerse para trabajar en diversas líneas de
esfuerzo misionero. Se establecerán restaurantes donde se preparen
comidas saludables. ¡Pero con cuánto cuidado debería realizarse
esta obra!
Cada uno de estos restaurantes debería ser una escuela. Sus obre-
ros deben mantenerse constantemente estudiando y experimentando
con el fin de mejorar la preparación de los alimentos saludables.
Esta obra de instrucción debe poderse llevar a cabo en las ciudades
en una escala mucho mayor que en los lugares pequeños. Pero don-
dequiera que haya una iglesia, se debería dar instrucción relativa a
la preparación de alimentos sencillos y saludables para beneficio de
los que desean vivir de acuerdo con los principios de la reforma de
la salud. Y los feligreses deben impartir la luz que reciben sobre
estos asuntos a los habitantes de su vecindario.
Se debe enseñar a cocinar a los alumnos de nuestras escuelas. En
esta rama de la educación se debe ejercer conocimiento y prudencia.
Satanás trabaja con toda clase de engaños de injusticia para descami-
nar los pies de nuestros jóvenes por los senderos de la tentación que
conducen a la ruina. Debemos fortalecerlos y ayudarles a resistir las
tentaciones referentes a la indulgencia del apetito que los asaltarán
de todos lados. Se realiza obra misionera para el Maestro cuando se
les enseña la ciencia del sano vivir.
[112]
En muchas partes se deben establecer escuelas de cocina. Puede
ser que esta obra comience en una forma humilde, pero a medida
que cocineros inteligentes hagan lo mejor que puedan para iluminar
a otros, el Señor les concederá habilidades y conocimientos. La
instrucción del Señor es: “No los impidáis, porque yo me revelaré a
ellos como su Instructor”. El trabajará con aquellos que pongan sus
planes en práctica al enseñar a la gente cómo reformar sus hábitos
de comer mediante la preparación de alimentos sanos y baratos. De
este modo los pobres se sentirán animados a adoptar los principios
de la reforma de la salud y se los ayudará a ser industriosos y a tener
confianza propia.
Se me ha mostrado que Dios está enseñando a preparar alimentos
sanos y sabrosos a hombres y mujeres capaces, y a hacerlo de ma-
nera aceptable. Vi que muchos de ellos eran jóvenes y que también
los había de edad madura. He recibido la instrucción de promover