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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
con corazones humildes, tratemos de darle gloria con cada uno de
nuestros actos.
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Tengo una amonestación que dar a quienes conocen los métodos
de fabricar los alimentos sanos especiales producidos en nuestras
fábricas. No deben usar este conocimiento con fines egoístas y de
una manera que represente mal a la causa. Tampoco deben divulgar
este conocimiento. Encárguense las iglesias de este asunto, muestren
a estos hermanos que una conducta tal es un abuso de confianza, y
que reportará oprobio a la causa.
Que los que hayan estado o estén empleados todavía en la pre-
paración de productos alimentarios naturales como los que elaboró
primero el Dr. Kellogg, o cualquier otro pionero en este trabajo, no
se atrevan a revelar a otros los secretos de la manufacturación de
estos alimentos especiales; porque de ese modo defraudan la causa
que deberían apoyar y hacer progresar. Les ruego, hermanos míos,
que tracen senderos rectos para sus pies, para que el cojo no sea
echado fuera del camino. No coloquen información en las manos de
quienes, por falta de consideración cabal por la reforma de la salud,
introducirían artículos impuros en el mercado para venderlos como
si fueran alimentos saludables.
En todas sus transacciones colóquense del lado de la justicia;
entonces no aparecerán en desventaja delante de Dios ni de los
hombres. No participen de ninguna práctica deshonesta. Los que se
dedican a la manufacturación de productos de salud del sanatorio
para obtener ganancias personales, se toman una libertad a la cual
no tienen derecho. Esto causa gran confusión. Actualmente algunos
elaboran y venden productos que aseguran ser alimentos saludables,
pero que contienen ingredientes malsanos. Además, a menudo di-
chos alimentos son de una calidad tan inferior que su venta ocasiona
mucho daño a la causa, puesto que quienes los compran consideran
que todos los productos de salud son similares.
Nadie tiene derecho de aprovecharse de los arreglos financieros
que se han hecho con relación a los productos de salud del sanatorio.
Los que manejan los alimentos producidos con enormes gastos por
el Dr. Kellogg deberían primeramente hacer arreglos con él, o con
los demás que trabajan asociados con él, y aprender los mejores
métodos de manejarlos. La persona que se dedica a ese trabajo
egoístamente, al mismo tiempo que da a sus clientes la impresión