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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
que los habitantes del mundo necesitan en este día de preparación de
Dios. Ejercen una influencia incalculable en favor de los intereses de
la reforma pro salud, la temperancia y la pureza social, y realizarán
una gran cantidad de bien al presentar adecuadamente estos temas a
la gente, en su luz verdadera.
Sobre estos principios el Señor nos ha estado enviando una línea
tras otra y si desoímos estos principios, no rechazamos al mensajero
que los enseña, sino a Aquel que nos los ha dado.
La reforma debe presentarse de continuo a la gente, y por nuestro
ejemplo debemos vigorizar nuestra enseñanza. La verdadera religión
y las leyes de la salud se relacionan estrechamente. Es imposible
trabajar para la salvación de los hombres y mujeres sin presentarles
la necesidad de romper con las complacencias pecaminosas que
destruyen la salud, degradan el alma e impiden que la verdad divina
impresione la mente. A hombres y mujeres debe enseñárseles a
considerar cuidadosamente todo hábito y toda práctica, y a descartar
inmediatamente todas las cosas que crean una condición malsana en
el cuerpo y así ensombrecen la mente. Dios desea que sus portaluces
sostengan siempre un alto ideal. Por el precepto y el ejemplo, deben
tener su norma perfecta muy superior a la falsa norma de Satanás,
que, si se la sigue, producirá miseria, degradación, enfermedad y
muerte tanto para el cuerpo como para el alma. Los que han obtenido
un conocimiento acerca de cómo comer, beber y vestirse en forma
que conserve la salud, deben impartir ese conocimiento a otros.
Predíquese a los pobres el evangelio de la salud desde el punto de
vista práctico, para que ellos sepan cuidar debidamente del cuerpo
que es templo del Espíritu Santo.
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