Página 139 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

Basic HTML Version

Eduquemos a la gente
135
huevos, leche, crema o mantequilla, porque las enfermedades au-
mentan proporcionalmente a la maldad que reina entre los hombres.
Se acerca el tiempo en que, debido a la iniquidad de la especie caída,
toda la creación animal gemirá bajo las enfermedades que azotan
nuestra tierra.
Dios dará a su pueblo capacidad y tacto para preparar alimentos
sanos sin aquellas cosas. Descarte nuestro pueblo todas las recetas
malsanas. Aprenda a vivir en forma saludable y enseñe a otros lo
que aprendió. Sepa impartir este conocimiento como impartiría la
instrucción bíblica. Enseñe a la gente a conservar la salud y aumentar
su vigor, evitando mucho del arte culinario que ha llenado el mundo
con inválidos crónicos. Por precepto y ejemplo demuestre claramen-
te que el alimento que Dios dio a Adán en su estado sin pecado es el
mejor para el consumo del hombre que procura recuperar ese estado
sin pecado.
Los que enseñan los principios de la reforma de la salud deben
comprender bien los asuntos relacionados con la enfermedad y sus
causas, y entender que cada acción del agente humano debe reali-
zarse en perfecta armonía con las leyes de la vida. La luz que Dios
nos ha concedido en esto de la reforma de la salud es para nuestra
propia salvación y la del mundo. Se debe informar a la gente con
relación al cuidado del cuerpo humano, preparado por el Cordero
para que sea su morada, y sobre el cual desea que ejerzamos una
mayordomía fiel. “Porque vosotros sois el templo del Dios viviente,
como Dios dijo: habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos
serán mi pueblo”.
2 Corintios 6:16
.
Mantengan en alto los principios de la reforma de la salud,
y permitan que el Señor guíe a los que son de corazón honesto.
Presenten los principios de la temperancia en su forma más atrayente.
Hagan circular los libros que contienen instrucciones relativas a la
vida sana.
La gente sufre por la necesidad de que los alumbre la luz de las
páginas de nuestros libros y revistas que contienen el mensaje de la
salud. Dios desea utilizar tales publicaciones como faros de donde
procedan rayos luminosos que llamen poderosamente la atención
de la gente y les hagan oír la amonestación del mensaje del tercer
ángel. Nuestras revistas sobre salud son instrumentos en este campo,
[134]
llamados a realizar una obra especial en la diseminación de la luz