Página 153 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Los impresos de nuestra denominación
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Dios nos invita a enarbolar, no nuestro propio estandarte, no el
estandarte de este mundo, sino el de la verdad.
Únicamente si hacemos esto podrá acompañarnos su mano pros-
peradora. Consideremos el trato de Dios con sus hijos en lo pasado.
Notemos cómo, mientras llevaban el estandarte de él, los exaltó
delante de sus enemigos. Pero cuando, dominados por la exaltación
propia, dejaron de obedecer y ensalzaron un poder y un principio
que eran opuestos a Dios, les dejó acarrear sobre sí mismos desastre
y derrota.
Consideremos el caso de Daniel. Cuando fue llamado a presen-
tarse ante el rey Nabucodonosor, no vaciló en reconocer la fuente de
su sabiduría. ¿Acaso este reconocimiento fiel de Dios menoscabó la
influencia de Daniel en la corte del rey? De ninguna manera; más
bien fue el secreto de su poder y le aseguró el favor del príncipe
de Babilonia. En el nombre de Dios, Daniel hizo conocer al rey los
mensajes de instrucción, amonestación y reprensión que mandaba el
cielo, y no fue rechazado. Lean los obreros de Dios hoy el testimonio
firme y osado de Daniel, y sigan su ejemplo.
Nunca manifiesta el hombre mayor insensatez que cuando sa-
crifica la fidelidad y el honor que debe a Dios a fin de ser aceptado
y reconocido en el mundo. Cuando nos colocamos donde Dios no
puede cooperar con nosotros, nuestra fuerza se trueca en debilidad.
Todo lo que se logra en cuanto a restaurar en el hombre la imagen
de Dios, se debe a que Dios es la eficiencia del obrero. Únicamente
su poder puede restaurar el cuerpo, vivificar la mente, o renovar el
alma. En nuestra obra de las publicaciones, como en cualquier otro
ramo de actividad o de la vida cristiana, se demostrará la verdad de
las palabras de Cristo: “Sin mí nada podéis hacer”.
Juan 15:5
.
Dios ha dado a los hombres principios inmortales, ante los cuales
se inclinarán un día todas las potestades humanas. Nos invita a dar
al mundo, por el precepto y el ejemplo, una demostración de estos
principios. Para los que le honran por una fiel adhesión a su Palabra,
el resultado será glorioso. Significa mucho ser fiel a principios que
perdurarán a través de las edades eternas.
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