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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
Los obreros necesitan experiencia personal
Los redactores de nuestros periódicos, los maestros de nuestras
escuelas, los presidentes de nuestras asociaciones, todos necesitan
beber de los raudales puros del río del agua de la vida. Todos nece-
sitan comprender más plenamente las palabras dirigidas por nuestro
Señor a la mujer samaritana: “Si conocieses el don de Dios, y quién
es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías de él, y él te daría agua
viva... Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no
tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua
que salte para vida eterna”.
Juan 4:10, 14
.
Es necesario distinguir la obra del Señor de los asuntos comunes
de la vida. El dice: “Volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo
más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. Restauraré tus
jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces
te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sion será rescatada con
juicio, y los convertidos de ella con justicia”.
Isaías 1:25-27
. Estas
palabras rebosan de importancia. Encierran una lección para todos
los que ocupan un sillón de redactor.
Las palabras de Moisés poseen un significado profundo. “Los
hijos de Aarón, Nadab y Abiú, tomaron cada uno su incensario, y
pusieron fuego en ellos, sobre el cual pusieron perfume, y ofrecieron
delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió
fuego de delante de Jehová que los quemó, y murieron delante de
Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová,
diciendo: En mis allegados me santificaré, y en presencia de todo el
pueblo seré glorificado”.
Levítico 10:1-3
. Este pasaje encierra una
lección para todos los que tienen que ver con el material que sale
de nuestras editoriales. Las cosas sagradas no se han de mezclar
con las comunes. Los periódicos que tienen tan amplia circulación
deben contener instrucción más preciosa que la que aparece en las
publicaciones comunes. “¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?”
Jeremías 23:28
. Necesitamos trigo puro, cabalmente aventado.
“Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó
que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: No llaméis
conspiración a todas las cosas a que este pueblo llama conspiración;
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ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los
ejércitos, a él santificad: sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.