Página 158 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
experiencia cristiana y la obra misionera práctica. Necesitamos oír
la verdad, la verdad sólida, de parte de hombres, mujeres y jóvenes
consagrados.
Vosotros que amáis a Dios y guardáis en vuestra memoria pre-
ciosos detalles de experiencia y las realidades vivas de la vida eterna,
encended la llama del amor y de la luz en los corazones del pueblo
de Dios. Ayudadles a resolver sus problemas.
Los artículos que se dirigen a miles de lectores deben revelar
que hay en sus autores pureza, elevación y santificación del cuer-
po, el alma y el espíritu. La pluma debe usarse bajo el control del
Espíritu Santo, como medio de sembrar semilla para la vida eterna.
Dedíquese el espacio de nuestros periódicos a asuntos de valor real.
Acumulad en ellos asuntos rebosantes de intereses eternos. Dios
nos invita a subir al monte para conversar con él, y cuando por la fe
contemplemos al Invisible nuestras palabras serán de veras un sabor
de vida para vida.
El mensaje para este tiempo
Tengan todos más que enseñar, escribir y publicar acerca de las
cosas que se han de cumplir ahora y que conciernen al bienestar
eterno de las almas. Den alimento a su tiempo a ancianos y jóvenes,
a santos y pecadores. Preséntese sin dilación todo lo que pueda
decirse para despertar a la iglesia de su somnolencia. No se pierda
tiempo en las cosas que no son esenciales y que no tienen relación
con las necesidades actuales y véase qué obra se recomienda a los
que aseveran creer en la Palabra de Dios:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar
a sus siervos las cosas que deben suceder presto; y la declaró, en-
viándola por su ángel a Juan su siervo, el cual ha dado testimonio
de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las
cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las
palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque
el tiempo está cerca”.
Apocalipsis 1:1-3
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