Página 176 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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El autor
Dios desea colocar al hombre en una relación directa con él. El
conoce el principio de la responsabilidad personal en todos sus tratos
con los seres humanos. Trata de promover un sentido de dependen-
cia personal y mostrar la necesidad de una dirección personal. Sus
dones son confiados a los hombres en forma individual. Cada per-
sona ha sido hecha un mayordomo de responsabilidades sagradas;
cada una debe cumplir su tarea de acuerdo con las indicaciones del
Dador; y cada una debe rendir cuentas a Dios del desempeño de su
mayordomía.
Por este medio, Dios trata de asociar lo humano con lo divino,
para que mediante esta relación el hombre pueda ser transformado
a la semejanza divina. Entonces el principio del amor y la bondad
formará parte de su propia naturaleza. Satanás, con el fin de frustrar
este propósito, obra constantemente para fomentar la dependencia
del hombre en la fuerza humana y transformar a los hombres en
esclavos de los hombres. Cuando al hacerlo logra que éstos desvíen
su mente de Dios, les insinúa sus propios principios de egoísmo,
odio y disensión.
Dios desea que en todas nuestras transacciones salvaguardemos
cuidadosamente el principio de responsabilidad personal y de de-
pendencia de él. Nuestras casas editoras debieran tener presente este
principio en sus negociaciones con los autores.
Algunos han insistido en que los autores no tienen ningún de-
recho de retener la mayordomía de sus propias obras; que deben
entregar sus obras para que las controle la casa publicadora o la
asociación; y que no deben recibir ninguna participación en las ga-
nancias, fuera de los gastos relacionados con la producción de los
manuscritos; que se debe dejar a la asociación o la casa editora la
responsabilidad de asignar dichos fondos a las diversas necesidades
de la obra, según se lo dicte su criterio. De este modo la mayordomía
de la obra del autor sería transferida totalmente a los demás.
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