Página 217 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

Basic HTML Version

La abnegación
213
¡Oh, cómo puede Dios soportar las malas acciones de aquellos
que han tenido gran luz y grandes ventajas, y a pesar de ellas han
seguido el curso de su propia elección, para su eterno perjuicio!
Salomón, quien en la dedicación del templo había encargado solem-
nemente al pueblo: “Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con
Jehová nuestro Dios” (
1 Reyes 8:61
), eligió su propio camino, y su
corazón se apartó de Dios. Esa mente que una vez había estado en-
tregada a Dios y había sido inspirada por él para escribir las palabras
más preciosas de la sabiduría (el libro de los Proverbios) -verdades
que se inmortalizaron-, esa mente noble, se volvió incompetente,
débil en fuerza moral, como resultado de sus alianzas perversas y de
ceder a la tentación, y Salomón se deshonró a sí mismo, deshonró a
Israel y deshonró a Dios.
Al observar este cuadro, vemos lo que llegan a ser los seres
humanos cuando se aventuran a separarse de Dios. Un paso falso
prepara el camino para otro, y cada nuevo paso resulta más fácil
que el anterior. De este modo las almas se hallan siguiendo tras un
dirigente que no es Cristo.
Todos los que ocupan alguna posición en nuestras instituciones
serán probados. Si toman a Cristo como modelo, él les concede-
rá sabiduría, conocimiento y discernimiento; crecerán en gracia y
capacidad en la senda de Cristo; sus caracteres serán modelados a
semejanza del suyo. Si fracasan en observar los métodos del Señor,
otro espíritu controlará su mente y su criterio; harán planes sin tomar
en cuenta al Señor, seguirán su propio curso de acción y abandona-
rán las posiciones que han ocupado. La luz les ha sido dada; si se
apartan de ella, que nadie les ofrezca un soborno para inducirlos a
permanecer. Se transformarán en un estorbo y una trampa. Llegará
el tiempo cuando todo lo que puede ser zarandeado será zarandeado,
de modo que permanezcan sólo las cosas que son inamovibles. Cada
caso está llegando delante de Dios para ser revisado; él está ocupado
en medir el templo y los adoradores que en él se encuentran.
[210]