Página 233 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Instrucciones para los obreros
La rueda de la providencia se mueve lenta pero seguramente. No
sabemos cuán pronto el Señor dirá: “Hecho es”. Su venida se acerca.
Pronto se habrán terminado para siempre nuestras oportunidades de
trabajar. Sólo se nos permitirá laborar durante un poco más de tiem-
po. Hermanos míos, ¿no lucharán ustedes con esfuerzos fervientes
para establecer monumentos para Dios en todos los estados del sur?
Se deberían levantar iglesias; deberían construirse casas de culto; se
deberían establecer escuelas y sanatorios pequeños; y se deberían
fortalecer los intereses de la obra de publicaciones.
Las líneas de trabajo que deben de instituirse en diferentes luga-
res del Sur requerirán a hombres y mujeres de sabiduría y oración,
hombres y mujeres que lleven adelante la obra de etapa en etapa,
seguramente, inteligentemente: esforzándose, orando, trabajando
económicamente, como colaboradores designados por Dios. La si-
tuación requiere un esfuerzo personal, incansable y unificado.
* * * * *
El muro más elevado se construye colocando un ladrillo sobre
otro; y un copo sobre otro producen la nieve más profunda.
* * * * *
Una perseverancia ininterrumpida en el bienhacer, debería ser
nuestro lema. Deberíamos realizar esfuerzos perseverantes, y avanzar
paso a paso hasta que haya sido acabada la carrera y ganada la
victoria.
Cuando comenzó la obra de publicaciones en Nashville, los obre-
ros se habían prometido solemnemente que nunca se meterían en
deudas; pero en su desesperado esfuerzo por fabricar ladrillos sin
paja, nuestros hermanos fueron inducidos a abandonar este propó-
sito y, como resultado, la obra se ha visto envuelta en dificultades.
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