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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
Pero los obreros de Dios que trabajan en Nashville no deben des-
animarse por esta causa. El trabajo no debe detenerse. Ahora, que
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todos se preocupen fervientemente por evitar los errores del pasado.
Protéjanse contra la inclinación de incurrir en deudas como si se
guarecieran detrás de un cerco de alambre de púas. Declaren con
firmeza: “De aquí en adelante no avanzaremos más rápidamente de
lo que el Señor nos indique y de lo que nos permitan los medios que
tengamos a mano, aunque la buena obra tenga que ser postergada
durante algún tiempo. Al iniciarnos en lugares nuevos, trabajaremos
con incomodidades antes que endeudar la causa del Señor”.
Que no se desalienten los hermanos que han laborado tan fervien-
temente para conducir la obra de las regiones del Sur a su presente
estado de desarrollo. Que todos hagan lo mejor que puedan para
establecer la obra de Nashville sobre una base sólida. El Señor se
responsabiliza de todos los que han luchado valerosamente para
realizar lo que necesitaba ser hecho con tanta urgencia. El Señor
tiene misericordia de ellos a causa de su piedad, bondad y amor.
Todavía los acepta como sus colaboradores. Lo sabe todo con res-
pecto a cada uno de ellos. Al realizar el trabajo de abrir brecha como
pioneros, han tenido que pasar por el fuego de la aflicción. Dios será
glorificado en la persona de quienes hayan colaborado con él en la
tarea de abrir camino en los campos donde nunca antes se había
entrado con el mensaje.
Hermanos, delante de nosotros hay una gran obra que hacer en
los campos del Sur, una tarea que sólo ahora hemos comenzado.
No debemos continuar detenidos, como hemos estado por años,
teniéndole miedo a la tarea. Hay quienes han realizado un trabajo
decidido y difícil, y el Señor reconoce y encomia sus abnegados
esfuerzos. El los ha bendecido. Han recibido su recompensa al ver a
las personas a quienes han ayudado colocar sus pies sobre la Roca
de los Siglos y a su vez ayudar a otros.
Mis hermanos de los campos del Sur, les ruego en el nombre del
Señor, Dios de Israel, que se comporten varonilmente. El Señor está
en el timón. El les concederá gracia y sabiduría a sus siervos. Es el
propósito divino que las personas a quienes se les ha confiado una
responsabilidad se consulten y oren juntos en unidad cristiana. En la
unidad existe una fuerza vital, un poder que no puede obtenerse de
ninguna otra forma. En la iglesia se manifestará un tremendo poder
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